Las tormentas de fuego liberarían hollín y humo en la atmósfera superior que bloquearían el Sol, lo que provocaría la pérdida de cosechas en todo el mundo, expusieron los autores en la revista estadounidense Science Advances.
Al considerar las capacidades de guerra nuclear actuales, subrayaron que en el primer mes posterior a la detonación, la temperatura media planetaria se desplomaría unos 13 grados Fahrenheit (siete grados Celsius), un descenso mayor que en la última Edad de Hielo.
Una vez que el humo se libera en la atmósfera superior, se extiende globalmente y afecta a la humanidad completa, expresó Cheryl Harrison, profesora adjunta del Departamento de Oceanografía y Ciencias Costeras de Universidad Estatal de Luisiana.
Incluso después de que se disipe, la temperatura de los océanos bajaría rápidamente y no volvería a su estado anterior, agregó en el texto la experta.
A medida que el planeta se enfría, el hielo marino se expande en más de seis millones de millas cuadradas y seis pies de profundidad en algunas cuencas bloqueando los principales puertos, añadió la investigación.
El hielo marino se extendería a regiones costeras normalmente libres de hielo, bloquearía el transporte marítimo en todo el hemisferio norte y dificultaría la llegada de alimentos y suministros a algunas ciudades, ilustraron los resultados.
El repentino descenso de la luz y de las temperaturas oceánicas, especialmente desde el Ártico hasta los océanos Atlántico Norte y Pacífico Norte, acabaría con las algas marinas, lo cual crearía una hambruna en el mar, remarcaron los participantes.
«Los líderes mundiales ya utilizaron nuestros estudios como impulso para poner fin a la carrera armamentística nuclear en la década de 1980», aseveró Alan Robock, profesor distinguido del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Rutgers.
Hace cinco años los emplearon para aprobar un tratado en las Naciones Unidas en aras de prohibir las armas nucleares y esperamos que este anime a más Estados a ratificar el tratado de prohibición, enfatizó.
La amenaza sobreviene en estos tiempos, cuando -según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Suecia- nueve países controlan más de 13 mil armas nucleares a nivel planetario.
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