Tras varios días de negociaciones y unas primeras tentativas de aprobar este documento la semana pasada, los miembros de este organismo de ONU alcanzaron una postura conciliadora de las dos propuestas que no fueron adoptadas: una presentada por Irlanda y Noruega y la otra, por Rusia.
De tal forma, la resolución adoptada extiende por seis meses más la entrega de asistencia hasta enero de 2023 y da la posibilidad de conseguir una prórroga adicional, una vez que se cumpla ese período.
Hasta enero de 2023 seguirá vigente el único cruce transfronterizo que permanece abierto para fines humanitarios, conocido como Bab al-Hawa.
La resolución obtuvo 12 votos a favor y tres abstenciones: Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, las tres naciones que pusieron reparos a la propuesta de Rusia de mantener el cruce abierto por seis meses más.
El documento adoptado este martes establece la intención de conseguir una prórroga adicional de seis meses, que requeriría una nueva resolución del Consejo de Seguridad.
También solicita al secretario general de la ONU, António Guterres, un reporte cada seis meses sobre la implementación de las resoluciones para Siria.
Las potencias occidentales intentaron nuevamente culpar a Moscú de los problemas para aprobar la semana pasada el proyecto de resolución sobre asistencia transfronteriza.
Por su parte, el representante permanente adjunto de Rusia ante Naciones Unidas, Dmitri Polianski, criticó la posición de esos países y señaló que deben acostumbrarse a respetar los intereses de otros Estados.
Asimismo, indicó que Moscú va a monitorear el progreso y la implementación de la resolución adoptada este martes, para decidir que caminos podrían seguir posteriormente.
El embajador chino, Dai Bing, dijo al Consejo de Seguridad que la asistencia humanitaria “debe respetar la soberanía de Siria” y la autoridad del gobierno de ese país.
Hace más de 10 años, estalló el conflicto en Siria, en buena medida como resultado del interés de Occidente y sus aliados regionales de imponer un cambio de régimen y derrocar al presidente Bashar Al Assad.
Mientras Estados Unidos, Francia y Reino Unido señalan al Gobierno sirio como responsable de supuestas agresiones contra civiles, Damasco reitera sus denuncias de que esas potencias han ofrecido apoyo a organizaciones terroristas para generar inestabilidad en la nación levantina.
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