De acuerdo con el estudio, publicado en la revista Current Biology, por primera vez los investigadores consiguieron realizar dicho proceso y compararon el genoma de estos prehistóricos con el de personas de todo el mundo.
Así descubrieron que los huesos pertenecían a un individuo profundamente vinculado a la ascendencia de los nativos americanos de Asia oriental.
Sobre el hallazgo, Bing Su, del Instituto de Zoología de Kunming, perteneciente a la Academia China de Ciencias, dijo que la técnica del ADN antiguo es una herramienta realmente poderosa y evidenció que los habitantes de la Cueva del Ciervo Rojo eran humanos modernos en lugar de una especie arcaica, como los neandertales o los denisovanos, a pesar de sus inusuales rasgos morfológicos.
Al juntar esos datos con investigaciones anteriores, la indagación llevó a los científicos a proponer la teoría de que algunos de los pueblos del sur de Asia Oriental habían viajado hacia el norte a lo largo de la costa de la actual China oriental a través de Japón y llegaron a Siberia hace decenas de miles de años.
Luego, cruzaron el estrecho de Bering, entre los continentes de Asia y América del Norte, y se convirtieron en el primer pueblo que llegó al Nuevo Mundo, refiere el texto.
El descubrimiento demostró también que, durante el Pleistoceno tardío, los homínidos que vivían en el sur de Asia oriental tenían una rica diversidad genética y morfológica, cuyo grado es mayor comparado con el del norte de Asia oriental durante el mismo periodo.
Sugiere así, que los primeros humanos en llegar al Asia oriental se asentaron inicialmente en el sur antes de que algunos de ellos se desplazaran al norte.
«Ello constituye una prueba importante para entender la migración humana temprana», aseguró Bing Su.
Señaló que esos datos contribuirán a trazar una imagen más completa de cómo emigraron los antepasados humanos.
Asimismo, aportarán información importante sobre la forma en la cual el hombre cambia su aspecto físico adaptándose a los entornos locales a lo largo del tiempo, como las variaciones en el color de la piel en respuesta a los cambios en la exposición a la luz solar, concluyó.
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