Autoproclamado como estado autónomo en 1998, pero carente de reconocimiento regional o internacional, Puntlandia sobresale como gran productor de incienso y, desde hace unos meses, como voraz consumidor de viagra entre los varones de todas las edades.
La píldora, promovida como remedio infalible contra la impotencia sexual, tiene tantos partidarios y detractores como usuarios satisfechos o decepcionados, en dependencia de las respectivas aspiraciones.
Resulta que en Puntlandia el uso del medicamento está tan en alza que los legisladores convocaron a especialistas ante un comité parlamentario para presentar un plan destinado a explicar a los consumidores los riesgos de salud que comporta el uso excesivo del estimulante afrodisíaco.
Entre los resultados colaterales del empleo de la pastilla aparece el debate público del sexo, un tema tabú en las sociedades de mayoría musulmana como la de Puntlandia.
Esta es una cuestión seria de salud porque la viagra tiene varios peligros, entre estos la muerte de algunos de sus consumidores, advirtió uno de los legisladores, identificado como Abdigani Dhashane, según los trascendidos a la prensa.
Por su parte, el ministro de Salud del territorio, Jama Farah Hassan, adoptó una fórmula de compromiso en su declaración ante el comité, pues anunció nuevos y más profundos estudios y eludió la propuesta de adoptar medidas drásticas.
La advertencia del diputado parece haber prendido entre algunos sectores que solicitaron la prohibición de la viagra, para descontento de algunos partidarios decididos a jugarse la vida, al parecer en el supuesto de que, después de todo, si mueren será con una sonrisa en los labios.
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