Compaoré envió esta semana una carta al presidente de la transición, teniente coronel Paul-Henry Damiba, y que fue revelada hace dos días por el portavoz del gobierno Lionel Bilgo.
Para algunos ciudadanos resultó sincero el pedido de perdón por todos los posibles crímenes cometidos durante su largo mandato, pero para otros debió ponerse a disposición de la justicia.
En especial, el exmandatario pidió perdón a la familia de Thomas Sankara y al pueblo burkinabé por todos los actos que haya podido cometer.
«Asumo la responsabilidad y lamento de todo corazón todos los sufrimientos y tragedias vividas por todas las víctimas durante mis mandatos como dirigente del país y pido a sus familias que me concedan su perdón», declaró Compaoré de acuerdo con la versión leída en televisión nacional por Bilgo, quien es además ministro de Educación.
El expresidente, quien vive exiliado hace ocho años en Costa de Marfil, se hizo del poder en la secuencia del asesinato del entonces presidente Sankara, un antiguo compañero de armas defensor del panafricanismo.
De hecho, en abril pasado Compaoré fue condenado en ausencia a cadena perpetua por su papel en los hechos de octubre de 1987.
A comienzos de este mes viajó a Ouagadougou, la capital, para participar en una conferencia sobre la reconciliación convocada por Damiba y con garantías de que no sería molestado por la justicia.
La visita provocó la indignación de grupos de la sociedad civil y partidos políticos, que afirmaron que la unidad de la nación no debe hacerse a costa de la impunidad.
«Negáis la justicia, incluso la desafiáis y al final de la cadena, cuando veis que no hay otra salida, venís a pedir perdón. Es un perdón forzado. Es como si le obligaran a pedir perdón». lamentó Luc Damiba, secretario general del Comité Internacional Memorial Thomas Sankara.
La disculpa, dijo, es una mascarada, una especie de distracción que siembra en la mente de la gente para asegurarse su regreso a Burkina Faso.
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