Por parte de los demócratas, el gobernador de California, Gavin Newsom, y el de Illinois, J.B. Pritzker, hicieron recientemente apariciones fuera de sus estados que atrajeron la atención nacional.
Incluso Newsom publicó anuncios que atacan a homólogos que son adversarios políticos.
Mientras tanto, en el lado republicano, el gobernador de Virginia, Glenn Youngkin, también alimentó comentarios en la Casa Blanca en las últimas semanas, poniéndolo junto al de Florida, Ron DeSantis, como un posible sucesor del expresidente Donald Trump.
El nuevo enfoque acerca de esas figuras llega cuando las encuestas muestran que los electores están frustrados con la dirección de ambos partidos.
Un número significativo de los azules (demócratas) y rojos (republicanos) quiere que alguien diferente al presidente Biden o Trump sea su candidato en la próxima contienda electoral.
Los estadounidenses están bastante insatisfechos en este momento, dijo Adrian Hemond, un consultor demócrata, citado por el diario The Hill.
«Están insatisfechos con el Congreso. Están insatisfechos con el presidente. Están insatisfechos con la economía», subrayó.
Aunque los sondeos muestran que los ciudadanos están disgustados con el desempeño de Biden, Trump tampoco parece ser una opción especialmente atractiva.
Una encuesta de Harvard CAPS-Harris Poll publicada a principios de este mes encontró que el 71 por ciento de los entrevistados dijo estar en contra de una candidatura de reelección de Biden, mientras que el 61 por ciento refirió su rechazo a la idea de que vuelva Trump.
Por el contrario no pocos parecen estar satisfechos con sus gobernadores.
De acuerdo con un estudio de opinión de Morning Consult realizado entre abril y finales de junio de este año, Youngkin, Newsom y DeSantis cuentan con un 53 por ciento de aprobación entre los votantes registrados en sus respectivos estados.
Por su parte, Pritzker tiene un 51 por ciento de respaldo y el gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, quien coquetea con entrar en la carrera por la Casa Blanca, tiene un índice de apoyo del 70 por ciento.
Los bajos números de las encuestas para Biden y Trump, entre otros factores, abrieron la puerta a los gobernadores para pasar al escrutinio público.
Hace más de 20 años, Estados Unidos vio al republicano George W. Bush, gobernador de Texas entre 1995-2000, convertido en presidente (2001-2009). La historia podría repetirse.
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