La autoridad subrayó a través de un comunicado que el ritmo de llegadas durante el mes de julio resulta bueno y positivo en cuanto a las ganancias; en tanto, las cifras deberán aumentar con el arribo de más visitantes en agosto.
El federativo puntualizó que la capital disfruta de altas tasas de operación en la semana para atraer viajeros de Iraq, Jordania y Egipto; mientras, la diáspora prefiere las regiones fuera de Beirut.
Al-Ashkar señaló que el turismo interno está activo, pero solo durante tres días a la semana, con tasas de empleo alrededor del 75 por ciento; en tanto, en el resto de las jornadas desciende por debajo del 50.
El directivo atribuyó esta debilidad al colapso económico del país y la pérdida de la clase media del sector que conserva su dinero en los bancos.
Las restricciones bancarias han afectado mucho al turismo en la etapa estival, pues muchas instituciones y sectores evitaron el manejo de tarjetas, comentó.
Por otra parte, Al-Ashkar manifestó que pese a los ingresos los administrativos de los establecimientos turísticos están privados de compensar las pérdidas durante el invierno como consecuencia del incremento de los precios del petróleo para la generación de electricidad y el agua.
En medio de este contexto, las autoridades del Ministerio de Turismo de Líbano prevén recibir hasta mediados de septiembre a 1,1 millón de visitantes con un promedio de 15 mil pasajeros diarios.
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