De acuerdo con ese informe, en muchos albergues mexicanos, los niños y adolescentes representan al menos el 30 por ciento de la población migrante y la mitad de ellos viajaron sin sus padres, lo que supone la mayor proporción jamás registrada en esa nación.
Los menores llegan después de peligrosos viajes de hasta dos meses, y muchos están solos, exhaustos y asustados, alertó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore.
Esos niños corren el riesgo de sufrir algún tipo de violencia y explotación, o de ser reclutados por las maras, o víctimas de la trata, que también se multiplicó por tres en los últimos años, apuntó la víspera en una reunión virtual de agencias de ONU para abordar la situación en Centroamérica.
Gran cantidad de personas huyen de peligros como violencia y amenazas de muerte en lugares donde las tasas de homicidio y feminicidio están entre las más altas del mundo, subrayó.
También tratan de escapar de la pobreza, de los desastres naturales o de buscar oportunidades de educación, empleo, e incluso de atención médica más básica, detalló Fore.
Desde el inicio de 2021, el número de menores en México pasó de 380 a casi tres mil 500, de acuerdo con cifras de Unicef.
Actualmente, indican estimaciones de esa entidad, unos 275 niños llegan a ese país centroamericano todos los días para intentar cruzar a Estados Unidos o tras ser retornados desde el territorio norteño.
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