La legisladora de Arizona Kyrsten Sinema aun no se pronunció sobre el tema y la noticia no es buena, porque la C´ñamara Alta entrará en receso el venidero viernes, lo cual le da a los miembros de ese hemiciclo poco tiempo para conseguir que se sume al proyecto de ley que destrabaría en parte la estancada agenda del presidente Joe Biden.
El líder de la mayoría en la Cámara Alta, Charles Schumer; y el legislador Joe Manchin (demócrata de Virginia Occidental) sorprendieron la semana anterior cuando anunciaron un plan sobre el clima, los impuestos y la sanidad, resucitando las conversaciones sobre el gasto, que fracasaron a principios de año.
El acuerdo fue el resultado de las negociaciones a puerta cerrada entre ambos y fue bautizado ahora como Ley de Reducción de la Inflación.
La propuesta incluye 369 mil millones de dólares en inversiones en seguridad energética y clima, y destina 64 mil millones a prorrogar los subsidios de la Ley de Atención Sanitaria Asequible durante dos años. Se prevé que las reformas fiscales del proyecto de ley recauden 739 mil millones de dólares.
Los republicanos se sintieron traicionados por el anuncio del miércoles último, mientras que los demócratas abrazaron rotundamente el acuerdo. De hecho, Biden enseguida dio el visto bueno.
Para algunos observadores esto es apenas una fracción de la idea inicial del mandatario acerca de lo que en su momento fue el Build Back Better (Reconstruir mejor), pieza principal de su programa de gobierno.
Sinema, quien fue un elemento esencial en las anteriores conversaciones sobre reconciliación e infraestructuras, se negó a responder a preguntas de los periodistas al salir hace poco del Capitolio y su oficina solo se limita a decir “que está revisando la propuesta”, señaló el diario The Hill.
Sin el espaldarazo de ella, las posibilidades de que los demócratas aprueben el paquete se reducirán a cero.
El grupo busca dar luz verde a la medida a través de la reconciliación presupuestaria, que permite a los legisladores evitar el filibusterismo legislativo (maniobra de obstruccionismo) de 60 votos y aprobar proyectos de ley por mayoría.
Las matemáticas en el Senado son sencillas: como está dividido al 50 por ciento, para los demócratas es imprescindible que todos estén de acuerdo para provocar el desempate con el sufragio de la vicepresidenta Kamala Harris.
Este lunes el pleno se dispone a votar -de nuevo- un proyecto de ley para ampliar el derecho a la asistencia sanitaria de los veteranos de las Fuerzas Armadas expuestos a fosas tóxicas, bloqueada a pesar de que la misma iniciativa pasó antes con soporte bipartidista.
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