Porota, como todas la llamaban, dedicó los últimos años de su vida a luchar, desde esa asociación por memoria, verdad y justicia para los detenidos-desaparecidos, durante la última dictadura militar (1976-1983).
En una carta de despedida, la presidenta de Madres, Hebe de Bonafini, señaló que desde hacía varios meses estaba enferma y después de la fractura de su cadera no se recompuso más. ‘Se fue despacito. Todos los días se moría un poco’, dijo.
Bonafini destacó que Porota era una de las Madres que había pasado dos veces por la tortura y el horror. Porque ella estuvo en la Guerra Civil española, donde fue fusilado su padre por ser antifranquista y revolucionario.
Allí, además, le cortaron el pelo al cero, la pelaron, para que todo el pueblo sepa que su padre había sido fusilado. Siempre contaba eso Porota y siempre hablaba de su Lodosa, en España, donde había nacido, rememoró.
En sus emotivas palabras, la presidenta de Madres señaló que de vuelta a Argentina, estaba feliz, casada, con su hija y sus nietos, hasta que le secuestraron a su hija.
Tras despedir a otra compañera, dejando un gran vacío, Bonafini señaló que hoy las Madres estamos lo más enteras que podemos y cada vez que se va alguna se nos va un pedazo de nosotras mismas.
‘Pero sabemos el compromiso que tenemos con nuestros hijos y que debemos seguir’, manifestó.
Nacida el 11 de julio de 1925, Porota fue víctima del horror cuando el 5 de enero de 1978 le secuestraron a su hija Alicia, entre los más de 30 mil detenidos-desaparecidos.
Como activista de las Madres, junto a sus compañeras sostuvo distintos encuentros con líderes mundiales como Fidel Castro, Luis Inacio Lula Da Silva, Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez.
oda/may
