Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, llamó a las partes implicadas a manejar el asunto de forma apropiada y evitar que se convierta en un problema para el desarrollo de los nexos mutuos.
De esa manera recalcó la postura de Beijing a los esfuerzos de Surcorea por normalizar las operaciones de la base estadounidense en la ciudad de Seongju, donde está ubicado el polémico armamento.
La acción destapó nuevas fricciones entre los dos países asiáticos y China antes advirtió a su vecino de no sacrificar sus intereses nacionales por Washington.
El martes pasado el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, llamó a su homólogo surcoreano, Park Jin, a mantener la política de los “Tres Nos”.
Dicha norma la adoptó el gobierno anterior del expresidente Moon Jae-in y contempla la negativa de Seúl a desplegar el Thaad, participar en una red de defensa antimisiles liderada por Estados Unidos y en una alianza tripartita con Japón.
Pero ayer un portavoz del actual mandatario, Yoon Suk Yeol, dijo que el sistema antimisil es un medio de autodefensa y la decisión de instalarlo no es negociable.
Antes en 2017 Seúl y Beijing vivieron momentos de fuertes tensión por el tema, con afectaciones serias en el intercambio comercial.
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