Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, deploró que ese funcionario “escogió creer en las mentiras y desinformación divulgada por Estados Unidos, algunos países occidentales y fuerzas contrarias” al gigante asiático para socavar la estabilidad y prosperidad nacional y de la región autónoma uigur.
Lo acusó de abusar de su poder y autoridad, violar códigos de conducta y servir de instrumento a quienes se entrometen en asuntos internos de China, mientras negó la existencia de trabajo forzado en Xinjiang y enfatizó en la protección de los derechos e intereses de la población allí.
Exigió rectificar el texto, respetar los hechos y dejar de usar las mentiras para crear divisiones y confrontaciones.
La región autónoma uigur de Xinjiang (noroeste) es frecuentemente usada por Occidente para lanzar acusaciones contra China sobre el presunto maltrato a las minorías étnicas y existencia de campos de reeducación.
Beijing siempre rechazó esos señalamientos y aseguró que las políticas aplicadas allí buscan combatir el terrorismo y la radicalización, pero también ayudar al desarrollo socioeconómico de su población.
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