El proyecto cerró así su trámite legislativo y recibió 119 votos a favor –muchos más que en la primera vuelta en la propia Cámara Baja-, 17 en contra y tres abstenciones, y con ello quedó listo para ser promulgado, aunque deberá esperar a que el Tribunal Constitucional (TC) diga la última palabra.
EL martes el Ejecutivo presentó en ese órgano un requerimiento para intentar echar abajo la iniciativa, que aun así ganó más apoyos en el parlamento con un creciente número de legisladores del oficialismo, lo que hace aún más desastrosa la derrota de La Moneda.
Durante el debate, seguido por los principales medios televisivos con pases en directo al plenario del Congreso Nacional en Valparaíso, la mayoría de los parlamentarios criticaron agudamente al presidente Sebastián Piñera al que le achacan estar ‘sordo a la voz de la calle’ y desconectado de la realidad del país.
Asimismo diputados de todas las tendencias conminaron al gobernante a dar marcha atrás a la impugnación en el TC que incluso desde las filas del oficialismo es calificada de garrafal error político.
En tanto, los pocos defensores del gobierno alegaron –como en otras ocasiones- que la aprobación de este tercer retiro tiene un fin político más que atender a las necesidades de la población, e insistieron en que muchos chilenos quedarán sin fondos para su jubilación en el futuro.
Sin embargo, para analistas esos argumentos chocan con el respaldo transversal a la reforma constitucional en el parlamento y el apoyo a esta por la mayoría de la población.
Muestra de lo último son las protestas y cacerolazos que se multiplicaron por todo el país desde el momento en que el gobierno presentó su requerimiento ante el Tribunal Constitucional y que se han repetido todas las noches desde entonces.
Según lo previsto, el TC tiene hasta el martes para aceptar a trámite el requerimiento del Gobierno, y por ley este puede retirarlo en cualquier momento, con lo cual la reforma podría ser promulgada con la mayor inmediatez, tal como reclaman cientos de miles de chilenos.
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