La Sociedad de Prisioneros Palestinos explicó en un comunicado que ahora el Servicio Penitenciario de ese país (IPS) deberá tratar con los detenidos de forma individual.
En los últimos días las tensiones aumentaron tras la decisión de los palestinos de exigir sus derechos y la respuesta del IPS, que incrementó el tiempo de aislamiento de varios presos, retiró equipos eléctricos de varias secciones de las cárceles y movilizó fuerzas de seguridad adicionales.
El Comité Nacional Supremo de Emergencia, que agrupa a los reclusos de todas las facciones palestinas, acordó días atrás iniciar una ola de protesta para reclamar el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en junio último.
Como parte de esas acciones, los lunes y miércoles los detenidos no saldrán de sus celdas para los habituales “controles de seguridad” y devolverán las comidas.
Se espera para principios del próximo mes una huelga de hambre indefinida, en la cual podrían participar cientos de ellos.
El 10 de marzo los reclusos acordaron suspender sus medidas de presión luego de la disposición israelí de poner fin a las acciones de represalia adoptadas por el IPS.
La tensión en las cárceles escaló desde septiembre de 2021, tras la fuga de seis palestinos de la norteña prisión de máxima seguridad de Gilboa.
Aunque fueron atrapados tras una masiva cacería, los funcionarios del IPS aplicaron numerosas medidas punitivas contra el resto de los detenidos como traslados de celdas, prohibiciones de visitas y la reducción del tiempo en el patio, lo cual provocó enfrentamientos y huelgas.
En la actualidad unos cuatro mil 500 palestinos están encerrados en prisiones israelíes, incluidas 31 mujeres y 175 menores de edad.
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