Los principales medios de prensa destacaron el asesinato de Manar Hajaj y de su hija Hadra, de 14 años, baleadas anoche frente al edificio residencial donde vivían en la ciudad de Lod, en el Distrito Central.
“Si esta cantidad de asesinatos fuera en la comunidad judía, el país se paralizaría”, aseguró el alcalde de Lod, Yair Revivo.
No se trata de delincuentes que matan a delincuentes, sino de personas indefensas y es simplemente terrible, expresó.
En similar sentido se pronunció la concejal de Lod, Fida Shehada, quien denunció que la situación en la ciudad está fuera de control.
“Vivimos en el salvaje oeste, donde en medio de Lod, cerca de la estación de Policía y del ayuntamiento, las mujeres son asesinadas”, subrayó.
El gobierno y la Policía fallaron, es suficiente, criticó en Twitter el legislador Ofer Cassid.
“Que la Policía no hable de cuántas armas incautó y cómo se redujo la delincuencia. Estas mentiras no funcionan en nosotros cuando esta maldita realidad nos golpea en la cara”, escribió en la misma red social la diputada Aida Touma-Sliman.
También el parlamentario Mossi Raz cuestionó la actuación de las autoridades y reclamó el fin de la violencia.
Según la ONG Iniciativa de Abraham, al menos 75 miembros de esa comunidad murieron en crímenes violentos en Israel en lo que va del año, 64 de ellos por balas.
El domingo último fue asesinado el periodista árabe-israelí Nidal Agbaria, conocido por sus denuncias sobre la delincuencia que azota a ese sector poblacional.
El Canal 7 destacó que los residentes de la localidad de Umm al Fahm se reunieron en el lugar del tiroteo y acusaron tanto a la policía como al Gobierno de permitir que la ola de delincuencia en el sector árabe continúe sin control.
“Deberían avergonzarse de ustedes mismos (…) Vienen a la escena del crimen para tomar fotografías, sin hacer nada”, afirmó el periodista Hassan Shaalan, del diario Yediot Aharanot.
Los descendientes de los palestinos que no fueron expulsados de sus tierras tras la creación del Estado judío, en 1948, denuncian desde entonces que son tratados como ciudadanos de segunda.
En la actualidad ellos suman 1,9 millones de personas, casi un 21 por ciento del total de la población de este país.
Las altas tasas de desempleo, la pobreza y otros factores sociales son también causas del flagelo, de acuerdo con varios estudios.
Una encuesta realizada en marzo último reveló que el 94 por ciento de los árabes que viven en Israel sufrieron en alguna ocasión el racismo y la discriminación de la mayoría judía.
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