El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, subrayó en su cuenta de Twitter que sus pensamientos están con los seres queridos de los afectados por el siniestro y con toda la gente de Nueva York, la ciudad que alberga la sede de la ONU y fue blanco de los ataques.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, transmitió condolencias e insistió en que la tragedia siempre será recordada.
“Nuestros pensamientos también están con todos aquellos que continúan viviendo con el dolor y el trauma causado por estos horribles sucesos”, expresó en un comunicado.
En cada aniversario, las familias de las víctimas se reúnen en una ceremonia en la plaza del Memorial del 11 de septiembre y leen en voz alta los nombres de los dos mil 983 hombres, mujeres y niños que fallecieron en los atentados de 2001 y del 26 de febrero de 1993 contra el World Trade Center.
De igual forma, varios edificios de Nueva York iluminan sus tejados o fachadas con un color azul cielo para recordar a quienes perecieron.
En 2001 murieron cerca de tres mil personas luego de que cuatro aviones se estrellaron en diferentes puntos del país norteño: dos contra las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York; uno en el Pentágono, cerca de Washington; y otro próximo a Shanksville, Pensilvania.
Bajo el pretexto de luchar contra el terrorismo, pero sin pruebas, Estados Unidos invadió Afganistán, donde supuestamente los talibanes daban refugio a la red extremista Al Qaeda, responsabilizada con los atentados al World Trade Center.
En opinión de analistas, durante los 20 años de ocupación las fuerzas de Washington y sus aliados de la OTAN no lograron derrotar a los talibanes, ni establecer una democracia a su conveniencia, pero sí avivaron la propagación de grupos extremistas y acrecentaron la inseguridad y la violencia armada.
En agosto del año pasado, Estados Unidos completó la retirada de sus tropas de Afganistán y dejó un país devastado y en peores condiciones socioeconómicas que las de 2001.
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