La arquitectura, el alfabeto, la literatura, la artesanía en cobre y piedra, y la textilería figuran entre las muchas expresiones de la herencia cultural de los países árabes.
El folclore, la danza y las sonoridades musicales de esta región están marcadas desde la época mesopotámica (1350 a. C.) por el uso del laúd, el cual sobrevive como patrimonio de las naciones del Levante gracias al poder de sus cuerdas.
Pese a lo incierto de su origen, constituye una pieza central en leyendas de personajes bíblicos e historias de los imperios romano, griego, egipcio y, tras las Cruzadas y el auge medieval, en todas las cortes de Europa.
Los primeros hallazgos del instrumento ocurrieron en Londres y Francia, lo que reveló una línea de tiempo sobre su presencia que va desde Medio Oriente hacia Europa y América, reveló a Orbe el músico e investigador libanés Imad Ballani.
De acuerdo con su estructura, el laúd árabe está conformado por el cuenco o la caja de resonancia, hecha de madera dura y gruesa, que transmite el sonido hacia el exterior por unas aperturas; además del cúbito, a través del cual se definen las notas musicales.
Con el decursar del tiempo, el número de cuerdas aumentó, inicialmente eran cuatro, luego se hicieron piezasde cinco, seis y hasta de siete, transformaciones que en muchas ocasiones fracasaron pues –a criterio de Ballani–“el laúd es identidad, patrimonio y orgullo de la música árabe”.
Defensor de la fabricación artesanal de este instrumento, el también académico libanés aboga por una cultura alternativa, compartir saberes y acompañar la contemporaneidad sin hacer derroche de los aparatos electrónicos, para ayudar así a eternizar el patrimonio en las nuevas generaciones.
Artistas como Farid Al Atrach (Siria, 1906), Marcel Khalife (Líbano, 1950), Simon Shaheen (Palestina, 1955), Nasser Shamma (Iraq, 1963) y Riad Muhammad Al Sunbati (Egipto, 1981) representan a los grandes cantautores árabes que inmortalizaron la singularidad armónica de este instrumento.
La música de los pueblos del Medio Oriente, acompañada inseparablemente por el laúd, refleja el devenir histórico de estas naciones a lo largo de siglos de guerras, conflictos internos, discriminación, racismo y resistencia.
(Tomado de Orbe)