Quieren dar un ejemplo con él, para que otros vean lo que les puede suceder si se atreven a revelar nuestros secretos, afirmó Correa en una entrevista publicada este jueves por la plataforma británica de periodismo investigativo Declassified UK.
Según el exmandatario, quien en 2012 otorgó asilo político a Assange en la embajada de Ecuador en Londres, el mundo debería agradecer al periodista australiano por revelar esos crímenes de guerra, pero en su lugar, dijo, “lo están matando”.
Correa, quien gobernó el país suramericano entre 2007 y 2017, aclaró que personalmente no está de acuerdo con las cosas que hizo el fundador de WikiLeaks, porque todos los gobiernos, indicó, tienen derecho a manejar información confidencial, pero incluso para eso existen límites.
No se pueden ocultar crímenes de guerra, remarcó el expresidente, tras señalar que en el caso de Assange también hay doble moral, pues como la información fue publicada por diarios poderosos como The New York Times, El País y The Guardian, entonces escogieron al eslabón más débil de la cadena para dar el escarmiento.
Comentó que la razón principal para otorgarle asilo al fundador de WikiLeaks 10 años atrás fue la certeza de que jamás tendría un juicio justo en Estados Unidos, cuyos fiscales solicitaron su extradición al Reino Unido después que el sucesor de Correa, Lenín Moreno, le retiró la protección diplomática en abril de 2019, y permitió que la policía londinense entrara a la embajada para arrestarlo.
Assange permanece desde entonces encerrado en una cárcel de máxima seguridad británica, a la espera de que un juez londinense se pronuncie sobre la apelación presentada por sus abogados contra la orden de extradición cursada en julio pasado por la entonces ministra del Interior, Priti Patel.
En otras partes de la extensa entrevista con Declassified UK, Correa denunció las presiones que recibió del gobierno británico para que le entregara al periodista australiano, y que incluyó amenazas de entrar por la fuerza a legación.
Los británicos están acostumbrados a que se les obedezca, no a negociar con un país del Tercer Mundo, dijo el exgobernante, quien luego de dejar el poder en 2017, se trasladó a vivir a Bruselas junto a su esposa de nacionalidad belga y el resto de la familia, mientras que en Ecuador, sus enemigos le abrieron un proceso judicial por supuesta corrupción.
Al respecto, consideró que esa persecución política obedeció en parte a la protección que ofreció a Assange, quien de ser extraditado a Estados Unidos podría ser condenado a 175 años de cárcel, y también a su decisión de cerrar la base militar que tenían los norteamericanos en territorio ecuatoriano.
Aclaró, no obstante, que esa actitud no es exclusiva en su contra, sino que forma parte de una estrategia regional para tratar de inhabilitar a otros líderes progresistas como en los casos del brasileño Luis Inacio Lula da Silva, el boliviano Evo Morales o la argentina Cristina Fernández.
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