Como parte de esos acuerdos el ejecutivo aceptó en abril el inicio de una tregua, que se extendió desde entonces cada dos meses, subrayó el funcionario durante una reunión ministerial de la Organización para la Cooperación Islámica, efectuada al margen de la 77 sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas.
Recordó que las autoridades dieron luz verde a la reapertura del aeropuerto internacional de Saná y del puerto de Hodeibah, ambos controlados por las milicias hutíes.
La dársena es clave para el ingreso al país de productos de primera necesidad, como alimentos y petróleo.
Sin embargo, criticó a los rebeldes por negarse a reabrir carreteras y zonas bloqueadas por sus fuerzas.
Bin Mubarak destacó que el Consejo de Liderazgo Presidencial, un cuerpo colegiado que dirige al país, trabajará para poner fin al conflicto.
Al respecto, volvió a tender la mano a los rebeldes hutíes para iniciar un proceso de diálogo.
La guerra comenzó en 2014, cuando los hutíes se levantaron en armas y ocuparon grandes extensiones del país, incluida Saná, la capital.
Al año siguiente una coalición árabe, encabezada por Arabia Saudita, intervino en el conflicto en respaldo del entonces mandatario Abd Rabbu Mansour Hadi, quien recientemente entregó el poder al nuevo Consejo.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, más de 23,4 millones de yemenitas, de una población total de 31 millones, necesitan asistencia.
El organismo reveló que al menos 377 mil personas murieron como consecuencia directa o indirecta de ese conflicto.
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