A las tradicionales filas del tránsito, se añaden ahora eventos inesperados como la apertura de grandes agujeros en el asfalto, el peor de todos, por el momento, en el municipio de Villa Nueva, donde aún se busca a dos mujeres cuyo vehículo cayó el sábado pasado en una de las dos grietas abiertas en medio del intenso tráfico de la calzada.
El enorme hoyo se tragó literalmente otro automóvil más con sus ocupantes y una motocicleta, pero estos lograron salir y solo tienen lesiones menores.
Sin embargo, hasta ayer se pudo localizar el transporte en que viajaban madre e hija (15 años de edad) y las labores de búsqueda son complejas por la inestabilidad en el área y la persistencia de lluvias que provocan nuevos desprendimientos de tierra.
También la víspera, hubo derrumbes en el llamado Columpio de Vista Hermosa, zona 15 capitalina, y la transitada carretera a El Salvador muestra desde el pasado fin de semana múltiples grietas, que mantienen en vilo a conductores.
Ante el riesgo de circulación del transporte pesado y ligero, el presidente Alejandro Giammattei anunció que este fin de semana comenzarían los trabajos de reparación de la vía, por lo que se paralizá el paso en uno de los carriles, lo cual será una nueva pesadilla, aunque necesaria.
Guatemala se encuentra entre los 10 países más vulnerables al cambio climático, recordó el gobernante en conferencia de prensa ante la tragedia en Villa Nueva; sin embargo, también afirmó que las municipalidades no revisan con sistematicidad los colectores de agua, principal causa de estos eventos cada año.
Expertos apuntan que las lluvias persistirán hasta finales de octubre, lo cual incrementa el peligro de más derrumbes ante la saturación de los suelos (al 90 por ciento), además de la decadente infraestructura y la poca prevención de las autoridades.
Solo ayer, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), registró 43 incidentes entre derrumbes, caídas de árboles, inundaciones y socavamientos.
Videos compartidos por usuarios en sus redes sociales mostraron avenidas capitalinas convertidas literalmente en ríos debido a la intensidad de las precipitaciones y la tupición de los tragantes por desechos de basura acumulada.
Según el geofísico Juan Pablo Ligorría, el escenario para las siguientes semanas es difícil, pues los suelos con mayor saturación de agua son los de poca cobertura vegetal o con bosques, contexto que se agudiza con lo obsoleto de la infraestructura de muchos colectores de agua, hoy a más del 20 por ciento de su capacidad.
También incide, la cantidad de conexiones irregulares al sistema, lo cual es una bomba de tiempo como sucedió en carretera a El Salvador, recordó el académico.
Con la llegada de octubre, las alertas aumentan, pues latente está la tragedia ocurrida el día 1, de 2015, cuando un alud en El Cambray II cobró la vida de al menos 280 vecinos y otros 70 se presume quedaron soterrados.
La Conred indicó la pasada semana que los suelos a nivel nacional se encontraban con un 90 por ciento de saturación, en particular, zonas de la bocacosta, San Marcos y el oriente.
En cuanto a la infraestructura, hay dos mil 441 viviendas en riesgo, 611 carreteras con daños y 11 destruidas; además, 96 puentes afectados y 32 en el piso.
La magnitud de las lluvias de esta temporada tiene al Gobierno con la idea de solicitar al Congreso la aprobación de un nuevo Estado de Calamidad para agilizar compras, una medida muy cuestionada porque los recursos no siempre van a parar a los más necesitados.
Lo cierto es que comentarios en redes sociales como estos dan una idea del temor que agobia a los guatemaltecos cada día cuando salen al tráfico.
«Qué miedo salir hoy y pensar que me pueda ir en un hoyo, me caiga una roca, aparte de ir atento a los ladrones y mil cosas más» o «Más de una hora sólo en cuatro cuadras. Sin saber qué pasó?», escriben.
Y así la historia se repite cada año en temporada lluviosa, o lo que es igual, la otra odisea en Guatemala.
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