El 1 de octubre de 2014 un grupo de hombres armados asaltó la vivienda del líder socialista y pusieron fin a su vida con tan solo 27 años y a la de su esposa María Herrera, un crimen que se presume fue financiado por el exmandatario colombiano Álvaro Uribe y cuyo autor material resultó Leiver Padilla, alias El Colombia.
La muerte de Serra recibió la condena del Gobierno y la sociedad venezolana, al tratarse del más joven diputado en la historia de la Asamblea Nacional (22 años) y de ser una figura destacada y en ascenso dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Su asesinato ocurrió en medio de un contexto violento en la sociedad venezolana, inducido por sectores de la extrema derecha nacional y estimulado por Estados Unidos y el entonces Gobierno colombiano, que tuvo como fin derrocar al presidente Nicolás Maduro.
La espiral de violencia de las llamadas guarimbas en los sucesos de 2014 dejó un saldo 43 muertos y 800 heridos, según los datos oficiales.
En capilla ardiente en la Asamblea Nacional en la despedida del revolucionario, Diosdado Cabello, entonces presidente del órgano legislativo, destacó el ejemplo y fuerza de Serra, quien dijo, se encargó de formar a una gran cantidad de compañeros “en lo bueno, en lo moral y en lo ético”.
Señaló que él fue un joven “formado y forjado” en la Revolución bolivariana a imagen y semejanza del comandante Hugo Chávez (1954-2013) con una “energía incansable”.
Durante su sepelio en el Cementerio General del Sur, el presidente Nicolás Maduro expresó que este pueblo sabrá convertir el dolor de que “nos hayan quitado al más valiente y brillante” de nuestros diputados, en fuerza de victoria.
Con una larga trayectoria revolucionaria, pese a su corta edad, Robert Serra se graduó como abogado en la Universidad Católica Andrés Bello y mereció numerosos reconocimientos en su vida juvenil.
Dentro de las filas del PSUV representó al Gobierno como delegado para articular el nacimiento de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela, fuerza que agrupa a cientos de miles de jóvenes y cuyo protagonismo quedó reflejado en las recientes elecciones de base de la mayor organización política del país.
El ejemplo y coraje de Serra viven hoy en esos hombres y mujeres, aún imberbes, que resultaron electos en las estructuras de base de la organización política como jefes de calle, en las comunidades y Unidades de Batalla Bolívar-Chávez, y que están llamados a hacer irreversible la Revolución bolivariana.
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