De acuerdo con el informe que circula este domingo aquí, esta nación árabe se coloca además en el número 39 en la lista de países con extrema sequía, donde al menos tres mil familias de ocho gobernaciones iraquíes se encuentran afectadas por el bajo caudal de los ríos.
«La disminución récord de las precipitaciones del año pasado contribuyó a la crisis del agua y a la desertificación de las tierras agrícolas, a la contracción de la cubierta vegetal, a la desecación de lagos y estanques, al aumento de la contaminación industrial y a la salinidad del suelo», señala en reporte.
De acuerdo con ese ente de las Naciones Unidas, todos esos factores constituyen peligros inminentes para el medio ambiente y la vida de las personas.
La oficina del Alto Comisionado instó al Gobierno a tomar medidas para tratar esos problemas.
Esta nación árabe, que en su momento fue considerada el granero del mundo antiguo, es ahora una de las más vulnerable del planeta por los efectos del cambio climático, debido al aumento de las temperaturas, las intensas sequías, la disminución de las precipitaciones, la desertificación, la salinización y las tormentas de polvo.
A todo lo cual se suma la amenaza de escasez de agua debido a la mala gestión de los recursos y a la disminución del caudal de los ríos Éufrates y Tigris, de acuerdo con reportes oficiales de agencias de ONU.
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