De acuerdo con el presidente de la Asociación de Porcicultores de Panamá (APUP), Juan Guevara, mientras que la comercialización del cerdo nacional está prácticamente paralizada, más de 30 mil toneladas de este tipo de carne entrarán al país en 2022, amparadas en la norma sin visos de ser renegociada.
Este año, el 88 por ciento de la carne de cerdo que ingresará al país obedece al TPC con Estados Unidos, un 10 por ciento al firmado con Canadá y un 2,0 por ciento a un tratado con Centroamérica, explicó Guevara al canal de noticias TVN.
También apuntó que en el país canalero existen unos siete mil 500 puestos registrados de producción porcina, de los cuales dependen 60 mil personas, la mitad de manera directa.
Aunque conscientes de que una futura renegociación de esa tratativa no avanza, Guevara afirmó que se organizan para sugerir algunas otras medidas tendientes a minimizar los efectos adversos de las importaciones.
En reiteradas ocasiones representantes de Estados Unidos han comentado que no renegociarán el TPC, que en el 2021 cumplió 10 años de periodo de gracia que contemplaba la protección arancelaria de varios productos panameños, entre ellos la carne de cerdo.
El TPC se negoció bajo la administración del expresidente Martín Torrijos (2004-2009), y en ese entonces fungía como ministro de Desarrollo Agropecuario (MIDA), Laurentino Cortizo, actual presidente de la República, quien se vio obligado a renunciar al cargo por diferencias con las esencias del Tratado.
Para el actual titular del MIDA, Augusto Valderrama, en el sector agropecuario no se hicieron las correctas negociaciones, al tiempo que señaló que el TPC previó capacitación de comercio de más de tres mil 500 millones de dólares, fondos que nunca llegaron.
En su criterio, Estados Unidos negoció sin tener en cuenta las grandes asimetrías económicas que tiene respecto a los demás países.
Asimismo recordó que a través de la Cancillería se les ha solicitado a las autoridades del norteño país que revisen los periodos de desgravación arancelaria de cuatro productos considerados como “sensitivos”( arroz, lácteos y las carnes de cerdo y de aves), pero sin los resultados esperados.
Según estadísticas oficiales, esos productos aportan casi el 60 por ciento del Producto Interno Bruto.
Valderrama dijo albergar la “esperanza de que Estados Unidos mire hacia el sur” y que “nos vean más como socios comerciales”.
En septiembre último la propia ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Erika Mouynes, explicó a la prensa que su Gobierno aceleró gestiones para intentar revisar el TPC con Estados Unidos.
Para definir la estrategia, según dijo, la diplomática sostuvo reuniones con empresarios privados, porcicultores, avicultores y expertos del Ministerio de Comercio e Industrias y de Desarrollo Agropecuario, entre otras carteras.
Mouynes afirmó que Washington no ha dado una fecha al país sobre la solicitud del Gobierno panameño hecha en abril pasado para revisar el TPC y la desgravación arancelaria de los renglones sensitivos.
En julio de este año, la declaración de un diplomático estadounidense de que su país no negociaría con Panamá el TPC, agudizó las diferencias sobre la medida.
Panamá y Estados Unidos firmaron el TPC el 28 de junio de 2007. El pacto que entró en vigor en 2012 incide en rubros claves de la producción local y libera de gravámenes arancelarios a más del 87 por ciento de las exportaciones de bienes industriales y de consumo de la nación norteña al istmo.
Estadísticas del sector avícola de Panamá, señalan que desde la entrada en vigencia de ese acuerdo, hace 10 años, Washington ha registrado superávit de más de dos mil 800 millones de dólares en la balanza comercial general y en la agrícola más de 400 millones de dólares.
Panamá apenas exportó a la norteña nación productos diversos por un valor aproximado de 90 millones de dólares.
Para los porcicultores, lo que silencian las diplomáticos estadounidenses es que para 2006, el istmo exportó 350 millones de dólares; y en 2011 solo unos 211 millones de dólares.
Mientras, Washington comercializó mercancías en el orden de los dos mil 518 millones en 2010; y en 2019 llegó a los tres mil 313 millones de dólares.
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