El balance preliminar recogía que al menos 11 soldados murieron y unos 50 civiles estaban desaparecidos, sin embargo, luego de finalizar la búsqueda de cuerpos, las víctimas se incrementaron.
Los hechos acontecieron el 26 de septiembre cuando un convoy de suministros con destino a la ciudad de Djibo, en el norte del país, fue atacado por hombres armados.
Los convoyes escoltados por el Ejército abastecen a las ciudades del norte bloqueadas por grupos insurgentes, que recientemente volaron puentes en las principales carreteras.
En un comunicado publicado en redes sociales, el Grupo de Apoyo Islámico y Musulmán, afiliado al grupo terrorista Al-Qaeda, se atribuyó la responsabilidad de la emboscada.
Los 27 soldados asesinados serán enterrados el próximo viernes en esta capital, señalaron las autoridades militares.
Burkina Faso fue escenario de un golpe de Estado la pasada semana, ocho meses después de otra asonada castrense.
El capitán Ibrahim Traoré, el nuevo hombre al mando en el país africano, derrocó al teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, culpándolo en particular de la falta de resultados en la lucha contra los grupos islamistas.
Desde 2015, los ataques regulares de movimientos armados afiliados a Al-Qaeda y al grupo Estado Islámico mataron a miles y desplazaron a unos dos millones de personas.
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