El siniestro comenzó el sábado pasado y los especialistas además de las llamas enfrentaron la voracidad del siniestro, la densa columna de humo que despedía y los fuertes vientos que lo alimentaban.
Funcionarios de la Autoridad Nacional de Parques Nacionales de Tanzania enviados a evaluar los daños fueron impedidos de aterrizar en la zona debido a la densa columna de humo y tuvieron que volverse a esta ciudad, capital económica tanzana.
A pesar de su violencia, el incendio no ocasionó víctimas entre los turistas y montañistas que visitan todos los años al accidente orográfico, de casi cuatro mil metros de altitud, uno de los principales atractivos de la industria sin humos de este país, localizado en el oriente de África y colindante con el océano Índico.
De inmediato no existe resumen de los estragos de la deflagración aunque se teme que dañe el ecosistema y cause sensibles pérdidas a la fauna y sobre todo a la flora de la mayor elevación de África, casi dos años después de un desastre similar que devastó casi 100 kilómetros cuadrados de su entorno.
El lugar alcanzó notoriedad mundial propulsado por el relato de Hemingway Las nieves del Kilimanjaro, una historia de sujeción al pasado, complejo de culpa y redención, llevado al cine hace 70 años.
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