Tras más de cuatro meses de negociaciones indirectas, representantes de ambas partes acudirán a la sede de las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas en Naqoura, en la frontera sur, para hacer realidad la entrada en vigor del documento final de la disputa marítima.
La posición unificada de las máximas autoridades del Estado, Gobierno y el Parlamento libanés junto al equipo técnico y la opción de poder de la Resistencia islámica, Hizbulah, defendieron los derechos de Líbano a beneficiarse de sus recursos naturales.
En este sentido, al aprobar la versión del texto presentado por el mediador estadounidense, Amos Hochstein, el pasado día 13, el presidente de la República, Michel Aoun, anunció las ventajas del pacto.
Aoun expresó que Líbano no entró en ningún tipo de normalización con Tel Aviv.
Desde el reinicio de las negociaciones indirectas en junio último, Hizbulah acompañó la postura del Estado y aseguró disponer de las capacidades humanas y militares para conservar la adhesión del país a beneficiarse de su zona económica frente a las ambiciones de Tel Aviv.
En más de una ocasión, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, aludió a la confrontación militar y el líder de la oposición Benjamin Netanyahu atacó todo el tiempo al primer ministro Yair Lapid, a quien culpó de cobarde por ceder ante la vecina nación.
Para el economista libanés Ziad Nasreddine el tema del petróleo y el gas no está vinculado solo con la demarcación de la frontera sino en consolidar y fijar los derechos de la nación de los cedros basados en la ecuación principal de romper el embargo estadounidense.
En declaraciones a Prensa Latina, el experto en asuntos energéticos enfatizó que después de la liberación de unos 860 kilómetros cuadrados del mar, «Líbano puede dirigirse hacia la exploración, la extracción y la selección de las líneas del gas que necesita, así como los mercados que le conviene sin estar vinculado a la organización del Foro del Mediterráneo cuya sede radica en Tel Aviv».
Las negociaciones indirectas para determinar la frontera marítima entre Israel y Líbano comenzaron el 14 de octubre de 2020 y luego de una pausa en 2021, la presencia de la plataforma greco-británica Energean Power en las aguas del sur avivó a inicios de junio pasado la disputa entre las dos naciones.
Ambos países están en situación de guerra desde el establecimiento del Estado de Israel en la Palestina histórica en 1948 y a lo largo de estos años muchos crímenes y ataques perduran en la memoria del pueblo de Líbano ante las ambiciones de Tel Aviv por apoderarse del agua del río Litani y la riqueza petrolera y gasífera. rob/yma