El gobernador de esta capital, Ibaneis Rocha, movilizó el 100 por ciento de las fuerzas de protección para acompañar la ceremonia de asunción de Lula, prevista para comenzar a las 14:30, hora local.
La Policía Militar del DF puso a disposición a todos sus efectivos y la Federal colocó a más de mil agentes capacitados en el área de seguridad de dignatarios, inteligencia, entre otros.
Unidades especializadas de la Policía Civil, tales como grupos aéreos, policía con perros y operaciones especiales están disponibles para proporcionar apoyo en caso necesario.
Además, el Departamento de Tránsito movilizó el ciento por ciento de su plantilla y la mayor parte estará en los eventos de la investidura, así como habrá equipos en las regiones administrativas del DF.
El riguroso esquema de seguridad fue montado después de los recientes casos de vandalismo e intento de atentado que ocurrieron en Brasilia.
La capital federal enfrentó el 12 de diciembre un escenario de guerra, con coches y autobuses incendiados, explosiones, disparos y bombas.
Tales actos ocurrieron en la misma jornada de la graduación (certificación del triunfo electoral) de Lula, en el Tribunal Superior Electoral, y comenzaron después de la detención del cacique bolsonarista José Acácio Tserere Xavante, acusado de promover actos antidemocráticos.
Exaltados partidarios del derrotado mandatario Jair Bolsonaro procuraron invadir la sede de la Policía Federal.
Por estos ataques, al menos cuatro personas fueron arrestadas.
También en víspera de Navidad (24 de diciembre), la Policía Militar desactivó una bomba que estaba en un camión cisterna cargado con combustible de aviación cerca del aeropuerto internacional de Brasilia.
El empresario George Washignton de Oliveira Sousa, confeso adepto de Bolsonaro, fue detenido horas después sospechoso de ser el responsable del intento de atentado.
Durante el interrogatorio, el criminal reconoció que el atentado fue fraguado con otros bolsonaristas (seguidores del presidente ultraconservador).
En su residencia, la Policía encontró dos escopetas, dos revólveres, tres pistolas, un fusil, municiones, uniformes de camuflaje y otras emulsiones explosivas.
«Lo que me motivó a adquirir las armas fueron las palabras del presidente Bolsonaro que siempre destaca la importancia del armamento civil», admitió el hombre de negocios, de 54 años.
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