Kassoum Kayentao de la Universidad de Ciencias, Técnicas y Tecnologías en Bamako explicó que la nueva investigación es un enfoque diferente al administrar a las personas una cantidad elevada de anticuerpos contra esa enfermedad transmitida por mosquitos.
Kayetao destacó como aporte novedoso que no se tendría que depender del sistema inmunológico para producir suficientes bloqueadores de infecciones después de la vacunación.
El anticuerpo experimental, desarrollado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, actúa interrumpiendo el ciclo de vida del parásito antes de que ingrese al hígado, donde puede madurar y multiplicarse.
Fue desarrollado a partir de un anticuerpo tomado de un voluntario que recibió una vacuna contra la malaria, según publicó el New England Journal of Medicine.
La investigación involucró a 330 adultos en Mali que recibieron una de dos dosis de esas glucoproteínas del tipo gamma globulina diferentes o un placebo (sustancia carente de actividad farmacológica).
Posteriormente, a los voluntarios se les realizó la prueba de malaria cada dos semanas durante un total de 24, y el que resultara positivo era atendido.
Se detectaron infecciones mediante análisis de sangre en 20 personas que recibieron la dosis más alta, 39 con la cantidad más baja, mientras que 86 sujetos con placebo resultaron positivos, precisó la publicación científica.
La dosis más alta fue 88 por ciento efectiva y la más baja el 75, ambas en comparación con la sustancia carente de actividad farmacológica.
A pesar de que el fármaco experimental debe administrarse por vía intravenosa, método que dificulta su uso a gran escala, constituye un buen augurio para una versión de inyección más fácil de aplicar en las primeras pruebas en bebés, niños y adultos, concluyeron los autores.
ro/nmr