El 18 de noviembre de 1803 al norte de Haití, las fuerzas libertarias lideradas por Jean Jacques Dessalines asestaron el golpe final a los franceses que querían reconquistar la próspera colonia.
Seis semanas después Dessalines declara la independencia y promete mantener bajo su cuidado a los hijos de esta tierra.
La revuelta que condujo a la batalla de Vertieres comenzó 12 años antes en 1791 con una insurrección de esclavos al norte de la isla, liderada por el jamaicano Boukman, quien intentó implementar la declaración Derechos del Hombre y del Ciudadano establecidos por la Revolución Francesa.
La sublevación tenía lugar en un territorio desigual donde los negros esclavizados representaban el 88 por ciento de la población, pero los colonos blancos poseían más de dos tercios de las riquezas.
Liderados por Toussaint Louverture, Jean-François y George Biasso, inicialmente unos 200 hombres, diseminaron por el territorio las ideas de lucha.
En 1794, el gobierno revolucionario abolió la esclavitud, decisión que puso fin a la revuelta y poco después Louverture fue nombrado general y logró expulsar a las tropas inglesas que ocupaban el oeste de la isla.
Ocho años después 23 mil soldados franceses llegaron a recuperar Haití y Louverture fue arrestado y conducido a París, donde murió encarcelado, sin embargo, la semilla de la libertad ya estaba sembrada.
“Al derrocarme, solo cortaron en Santo Domingo el tronco del árbol de la libertad de los negros, volverá a crecer porque sus raíces son profundas y múltiples”, dijo el político, según recogen los historiadores.
Pese a la resistencia francesa, el 18 de noviembre de 1803 una cruenta batalla en la zona de Vertieres contra los soldados franceses al mando de Donatien-Marie-Joseph de Vimeur, vizconde de Rochambeau, dio la libertad al ejército de exesclavos.
El 1 de enero de 1804 Dessalines proclamó la independencia de la primera república negra, que sirvió de ejemplo al resto de las naciones del continente.
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