Todos esos asentamientos son ilegales, esté Benjamin Netanyahu en el poder o no, afirmó en un comunicado Nabil Abu Rudeina, el portavoz de la Autoridad Nacional Palestina, en alusión al próximo primer ministro israelí.
La medida contradice las resoluciones del Consejo de Seguridad de laa ONU sobre el tema, recordó.
El Ministerio de Relaciones Exteriores y Expatriados palestino también criticó ayer el pacto firmado por los partidos Likud y Poder Judío (Otzma Yehudit), que forman parte de la coalición vencedora en los recientes comicios celebrados en ese país.
Ese acuerdo debe entrar en vigor en los 60 días posteriores a la toma de posesión de Netanyahu, máxima figura del Likud, y permitirá conectar a esos puestos a los sistemas de agua, electricidad y telefonía celular, además de brindarle apoyo monetario y en materia de seguridad.
La cancillería advirtió que el plan profundiza la estrategia de colonización, conduce a la confiscación de más tierras palestinas y legitima los puestos de avanzada aleatorios.
La decisión de Poder Judío y el Likud va en consonancia con la ideología ultranacionalista del próximo Gobierno israelí, considerado el más derechista en la historia del país.
Netanyahu, quien gobernó a Israel durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida, ahora se alista para un nuevo mandato.
Poder Judío es dirigido por el diputado Itamar Ben Gvir, acusado más de 50 veces y condenado ocho por disturbios, vandalismo e incitación al racismo.
Aunque la ONU y el mundo consideran ilegales todas las colonias israelíes en Cisjordania y Jerusalén oriental, las autoridades de Tel Aviv distinguen entre las autorizadas y las que no.
La mayoría de los puestos de avanzada, gérmenes de futuros asentamientos, son erigidos por sectores y grupos ultraderechistas sin el consentimiento del Gobierno, lo cual causó enfrentamientos en el pasado.
Según diversas fuentes, más de 450 mil colonos israelíes viven en 132 asentamientos y 147 puestos de avanzada en Cisjordania y otros 200 mil en Jerusalén oriental.
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