De acuerdo con la Agencia de Vuelos Espaciales Tripulados, los pedazos del aparato se hundieron en un área marítima con el centro situado en los 2,65 grados de latitud norte y los 72,47 grados de longitud este.
Esos datos ubican el lugar de caída en el océano Índico cerca de las Maldivas.
China lanzó el cohete el pasado 29 de abril para transportar el módulo central de la estación espacial, que prevé construir desde este año y luego ponerla en total funcionamiento hacia 2023.
El artefacto partió desde un centro de la provincia insular de Hainan (sur), tras una semana de ajustes y pruebas finales para garantizar el cumplimiento de cada paso programado.
Sin embargo, en los últimos días circularon reportes en la prensa internacional sobre el descontrol del Gran Marcha-5B Y2 mientras regresaba a la Tierra e incluso algunas informaciones apuntaban a su caída en regiones habitadas.
El gigante asiático prevé completar la estación a finales de 2022, pero de conjunto enviará al menos 10 misiones para adiestrarse en el ensamblaje y construcción en órbita de naves espaciales complejas y grandes, así como en la realización de vuelos tripulados de larga duración y de experimentos a gran escala.
Esa instalación estará en capacidad de garantizar la estancia de tres astronautas hasta un período máximo de 33 días y dispondrá de sistemas de soporte vital renovable.
Por ejemplo, el vapor de agua exhalado por los ocupantes será recuperado por condensación, mientras la orina será reciclada y purificada para luego usarse como agua potable y corriente.
La estación operará en la órbita terrestre baja a una altitud de entre 340 y 450 kilómetros, mientras su vida útil está diseñada para 10 años.
Sin embargo, los expertos creen que podrá durar más de 15 años con mantenimiento y reparaciones adecuadas.
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