Así lo expresó el canciller egipcio, Sameh Shoukry, durante un encuentro celebrado aquí con el Representante Especial del Secretario General de Naciones Unidas en Libia y jefe de la Misión de Apoyo del organismo en ese país, Abdullah Batali, precisó el texto del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Shoukry alertó que será imposible implementar los acuerdos existentes para solucionar el conflicto libio sin mecanismos específicos y ni plazos claros.
Las decisiones de la ONU con respecto a la salida de todas las tropas extranjeras, incluidos mercenarios, deben adoptarse dentro de un plazo específico, recalcó.
Por su parte, Batali agradeció “el papel constructivo y fundamental que juega Egipto en Libia”.
En los últimos meses esta capital acogió varias rondas de negociaciones entre representantes del Alto Consejo de Estado, con asiento en el oeste de Libia, y el Parlamento nacional, radicado en el este.
Ambas partes mantienen profundas diferencias y apoyan a gobiernos rivales, lo cual amenaza con fracturar al país.
Tras un año de relativa calma, la tensión escaló en febrero, cuando el órgano legislativo nombró a Fhati Bashagha como primer ministro interino en sustitución de Abdul Hamid Dbeibeh, quien anunció que solo entregará el poder a las autoridades emanadas de las urnas.
Este último y su gabinete están asentados en Trípoli mientras el Ejecutivo de Bashagha tiene su sede en la oriental ciudad de Tobruk, donde también se encuentra el Parlamento.
Esa nación vive una espiral de violencia desde el derrocamiento y posterior asesinato de Muamar al Gadafi en 2011, luego de una guerra apoyada por miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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