Pese a hablar de un fuerte respaldo a la República Checa y Bulgaria, países que acusaron a Moscú de estar detrás de explosiones en polvorines de esos dos estados, Borrell estimó que era necesario evitar una escalada de la crisis.
El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad consideró que se debía esperar a la celebración de una cumbre del ente comunitario, prevista para el próximo día 25.
Por el momento, carecemos de alguna intención de reforzar la confrontación con Rusia con la realización de más expulsiones, comentó el funcionario español, tras una reunión de cancilleres del órgano regional, citado aquí por la televisión capitalina.
El primer ministro checo, Andrej Babis, solicitó a los 27 estados de la UE la expulsión de un diplomático ruso por cada uno de ellos para mostrar solidaridad con Praga, en una llamada cumbre social, recién celebrada en la ciudad lusa de Oporto.
La crisis diplomática estalló, luego que el gobierno checo acusó a la seguridad e inteligencia militar rusas de estar involucradas en el incendio de un polvorín, en la localidad de Vrbetice, en 2014, la cual provocó explosiones y dos muertos.
Pese a que el país euroasiático calificó tales acusaciones de desatinadas e infundadas, Praga expulsó a 18 funcionarios de la embajada rusa, a lo cual siguió la declaración por Moscú como persona non grata de 20 diplomáticos checos.
Estonia, Letonia y Lituania también repitieron la mencionada medida contra miembros de las misiones rusas en sus países, lo que recibió una respuesta simétrica del Kremlin.
De su lado, la fiscalía de Bulgaria presentó el pasado 21 de abril una acusación contra seis ciudadanos rusos por estar supuestamente vinculados a cuatro explosiones registradas entre 2011 y 2020 en fábricas de armamentos de ese estado.
Sin presentar pruebas concretas contra Moscú, la procuraduría afirmó que las instalaciones pertenecían a una entidad búlgara, controlada por el empresario Emilian Gebrev.
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