De acuerdo con funcionarios norteamericanos citados por la cadena CNN, esa ampliación incluiría la instrucción de hasta dos mil 500 soldados ucranianos por mes en una base norteamericana en Alemania.
El programa incluiría la preparación en tácticas de campo de batalla más sofisticadas, como la forma de coordinar maniobras de infantería con apoyo de artillería y entrenamiento más intenso, indicó el reporte.
Sin embargo, un alto funcionario rechazó comentar sobre los detalles de la planificación y afirmó a la televisora que “no nos adelantaremos a las decisiones que no se han tomado”.
Desde el comienzo de la operación militar en Ucrania, en febrero de este año, Estados Unidos facilitó entrenamiento a unos pocos miles de soldados de ese territorio, en su mayoría en pequeños grupos.
De igual forma, el presidente Biden aprobó paquetes de ayuda y asistencia para ese país, con sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad incluidos.
Según el propio gobernante, Washington entregó una cantidad sin precedentes de equipos militares letales y lo continuará haciendo, a pesar de las alertas de medios de que apenas el 30 por ciento de esos envíos llega a su destino.
Además, la Casa Blanca anunció sanciones dirigidas a funcionarios, militares y sus familiares de Rusia.
Para Moscú, la decisión de Washington de armar a Ucrania alienta las tensiones y convierte a los supuestos aliados en cómplices de crímenes de guerra.
De acuerdo con el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior del Kremlin, Serguei Narishkin, este país norteamericano busca por todos los medios mantener el conflicto, pese a las grandes pérdidas de las fuerzas armadas y la depauperación de la economía de las naciones europeas afectadas por la crisis energética.
“Para conservar su propia hegemonía, Estados Unidos aviva tensiones en varios puntos del planeta”, afirmó, y señaló que los norteamericanos y sus aliados manipularon los vicios de enemistad creados en Ucrania y utilizaron ese territorio como plataforma contra Moscú.
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