Por Roberto Castellanos
Corresponsal jefe en Egipto
El bloque de Netanyahu ganó los comicios celebrados a principios de noviembre en medio de una profunda división nacional en torno a su figura.
Precisamente, la campaña electoral estuvo marcada por la postura hacia el político de 73 años con dos campos claramente diferenciados a favor o en contra de quien gobernó a esa pequeña nación levantina durante 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
Aunque todas las encuestas pronosticaban una cerrada lucha, logró una holgada mayoría de 64 de los 120 escaños en el Parlamento, debido al sistema electoral israelí, que penaliza a los partidos que no alcanzan un mínimo requerido de 3,25 por ciento de respaldo.
Esto le permitió a la alianza ultraderechista obtener más escaños, cuando apenas sacó un puñado de votos de ventaja sobre la coalición rival.
Los tres juicios que enfrenta Netanyahu por soborno, fraude y abuso de confianza no impidieron que los votantes de derecha y conservadores respaldaran en masa a su partido, el Likud, o a sus socios de coalición Sionismo Religioso, Shas y Judaísmo Unido de la Torah.
Ni el tema palestino, la economía, la seguridad o el programa nuclear iraní lograron desplazar de la agenda electoral la polarización social causada por Netanyahu, cuyas acciones provocaron una grave crisis política en el país, evidenciada en cinco comicios desde abril de 2019.
Adorado por los sectores más reaccionarios y rechazado por la izquierda, liberales y árabes, Bibi o el rey Bibi, como se le conoce, es un halcón por sus posturas de fuerza contra los palestinos y partidario de un Estado judío en detrimento de la minoría árabe.
Durante su largo mandato fue un firme defensor de la ampliación de las colonias judías en Cisjordania y Jerusalén Este.
ALIADOS INCÓMODOS
Aunque cuenta con mayoría parlamentaria, Netanyahu no lo tendrá fácil por las diferencias y reclamos de sus aliados, varios de los cuales son cuestionados por la opinión pública.
En el centro de la diana están el jefe del partido Shas, Aryeh Deri, y las máximas figuras de Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich, e Itamar Ben Gvir. Estos dos últimos tienen un discurso abiertamente racista y antiárabe, que causó preocupación interna y en la región.
Según una encuesta del Canal 12, el 61 por ciento de la población rechazó entregar un ministerio a Deri, quien cumplió 22 meses de prisión de 2000 a 2002 por aceptar sobornos mientras se desempeñaba como titular del Interior.
En enero último el político se vio obligado a abandonar la Knesset (Parlamento) como parte de un acuerdo de culpabilidad por delitos fiscales, aunque ahora retornó al hemiciclo en los más recientes comicios.
El 61 por ciento de los entrevistados por el Canal 12 expresó su descontento también ante la elección de Smotrich como encargado de Finanzas, en tanto un 28 por ciento respaldó la propuesta.
Para la prensa y observadores israelíes, el ultraderechista Sionismo Religioso fue el gran ganador de los comicios en noviembre al conquistar 14 escaños, y convertirse en la tercera fuerza política del país.
Como consecuencia, tanto Smotrich como Ben Gvir reclamaron una parte importante del pastel ministerial para ellos y sus socios, en especial las carteras de Defensa y Seguridad Interior, respectivamente.
Ante la ola de críticas internacionales, Netanyahu no se atrevió a darle Defensa a Smotrich, aunque le transfirió el control sobre Cisjordania, un sueño de los colonos y la ultraderecha.
El convenio le otorga poderes sin precedentes a este último con respecto a la construcción y ampliación de colonias judías y sobre las relaciones con los palestinos en Cisjordania ocupada, al tiempo que reduce el peso del Ejército allí, alertó el portal noticioso Walla.
Mientras, el periódico The Times of Israel afirmó que Netanyahu nombró a Smotrich, “un activista implacable para la restauración completa de la soberanía judía sobre la tierra bíblica”, como primer ministro de facto de la Ribera Occidental.
El nuevo jefe de Gobierno sí otorgó la cartera de Seguridad Interior (renombrada como Seguridad Nacional) a Ben Gvir, un legislador acusado más de 50 veces y condenado ocho por disturbios, vandalismo e incitación al racismo.
Poco después de su nombramiento, anunció que la policía, ahora bajo su mando, debería tener autorización para disparar contra los palestinos que lancen piedras.
El político es conocido por tener durante años en la sala de su casa una foto de Baruch Goldstein, quien asesinó a 29 palestinos en la Cueva de los Patriarcas en 1994.
También militó en el prohibido partido Kach, fundado por el asesinado rabino ultranacionalista Meir Kahane, cuestionado por sus ideas radicales y extremistas, rechazadas incluso por otros políticos de la derecha israelí.
En un país donde el servicio militar es obligatorio, Ben Gvir fue eximido debido a sus ideas fundamentalistas. Nombrarlo como ministro de Seguridad Interior es como escoger a David Duke, dirigente histórico del grupo racista Ku Klux Klan, como Fiscal General de Estados Unidos, advirtió el rabino Rick Jacobs.
En 2022 Netanyahu regresó al poder de la mano de una coalición ultraconservadora que amenaza ahora con hacer estallar los territorios ocupados con sus políticas antipalestinas.
arb/rob