En sus varias piezas confeccionadas hasta ahora, tanto en Venezuela como México, Francia y Arabia Saudita, el artista utilizó casi 877 000 de esos aditamentos para construir las obras, las cuales encierran en sí un valor cultural o patrimonial de donde son erigidas.
Olivares sueña en grande y aspira a que el arte de tapas de botellas de plástico trascienda como uno de los movimientos artísticos y ecológicos más importantes del siglo XXI, porque —a su juicio—refleja “la mejor cara de la humanidad”, declaró en una entrevista publicada por El Diario.
Si bien está consciente de lo mucho que le falta por hacer con esta técnica, el joven caraqueño tiene en mira proyectos futuros por venir, cuando en Venezuela esta manifestación artística comienza a tomar fuerza y a expandirse.
Inspirados en su quehacer, ya hay réplicas de su trabajo en estados como Trujillo (occidente), donde la Fundación Terra, con el apoyo de otras instituciones, acomete en una céntrica avenida un mural que empleará entre 100 mil y 150 mil tapas.
Algo más ambicioso se propone el artista y ecologista Joel Álvarez, quien pretendeen Puerto Cabello, Carabobo (centro norte), romper el récord Guinness en febrero de 2023 cuanto termine su ecomural de siete etapas —ya iniciado—, que demandará un promedio de un millón de esas cubiertas.
Para Olivares, existe un factor fundamental que, de no lograrse, resultarían en vano las ideas y creatividad, y tiene que ver con el apoyo de las personas en el reciclado del plástico, “porque sin su ayuda no tendríamos el material”.
En un reciente mensaje en su cuenta en Twitter, escribió: “¡Terminamos el último mural de 2022! Este año logramos hacer nueve obras en cuatro países y cinco estados de Venezuela”.
Para el año 2023, proyecta al menos tres más, con la certeza de que en muy poco tiempo superará la cifra de un millón de tapas reutilizadas, las cuales no irán a parar al fondo del mar y contribuirán a transformar los espacios públicos y a la preservación del medioambiente.
(Tomado de Orbe)