El Maylis al-Shura, o Asamblea Consultiva, de 86 miembros, votó a favor de enmendar la primera cláusula de su ley de boicot al régimen israelí para incluir cualquier contacto deportivo, cultural o económico para figuras públicas y privadas.
El cambio propuesto también prohíbe específicamente las interacciones en persona o en línea con los colonos israelíes.
Al respecto, el vicepresidente del ente Yaaqoub al-Harethi aseguró que esa inicitiva presentada por varios legisladores «ampliará la criminalización y el boicot a la entidad sionista”, reportó la agencia de noticias omaní WAF.
La enmienda ahora pasará a debate en el Comité Legislativo o Maylis antes de una votación final, aunque la ley nacional ya estipula que los ciudadanos tienen prohibido ponerse en contacto con personas o entidades con sede en Israel para cualquier propósito, ya sea directamente o a través de un tercero.
De esta forma Mascate se adhiere oficialmente a la posición de la Liga Árabe de que cualquier forma de relaciones diplomáticas con Tel Aviv está condicionada al establecimiento de un Estado palestino independiente.
A principios de este año, se informó que Omán y Estados Unidos tuvieron conversaciones sobre una propuesta de este último que buscaba asegurar la aprobación del sultanato para que vuelos comerciales israelíes usaran su espacio aéreo.
Analistas vieron en ello un intento de Washington de presionar a más países árabes para normalizar las relaciones con Israel, Mascate, sin embargo, rechazó la propuesta.
Al firmar los llamados Acuerdos de Abraham, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, junto con Arabia Saudita, permitieron que las aeronaves israelíes utilizaran su espacio aéreo, pero a raíz de ello el ministro de Relaciones Exteriores de Omán, Sayyid Badr al-Busaidi, aseguró que su país no sería el tercer Estado del Golfo Pérsico en normalizar las relaciones.
De igual forma reafirmó el apoyo para lograr un acuerdo justo e integral y una paz duradera basada en la solución de dos Estados.
La enmienda legislativa echa por tierra las esperanzas de integración de Tel Aviv en la región, dos años después de que la Casa Blanca negociara acuerdos de normalización cuestionados por la mayoría de las naciones levantinas.
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