Durante un discurso pronunciado en la universidad Jagellone de Cracovia, al sur de esta capital, sus palabras aludieron a la reforma judicial emprendida por el Gobierno de Andrzej Duda, del partido Ley y Justicia (PiS), y criticada con anterioridad por el Tribunal Supremo polaco.
La máxima instancia judicial del país considera que la normativa elimina a los jueces del debate público, según argumentó en su momento Michal Laskowski, portavoz de la entidad.
Dichos cambios pretenden introducir sanciones disciplinarias para los magistrados, y cuestiona la legalidad de los nombramientos judiciales.
El Tribunal Supremo argumenta que las sanciones disciplinarias podrían usarse para despedir a funcionarios judiciales que expresen opiniones contrarias a la mayoría gobernante.
Por su parte el presidente francés criticó indirectamente las reformas por considerar que amenazan el estado de derecho y la independencia de los jueces.
El pasado mes de noviembre la Unión Europea (UE) consideró ilegal otra normativa aprobada en el 2017, que adelanta la edad de jubilación para los magistrados de los tribunales y distingue entre la edad de retiro de hombres y mujeres.
Dicho cuestionamiento es considerado por analistas como un episodio más del choque entre la (UE) y este país, donde el respeto al Estado de derecho es puesto en duda por el organismo regional.
Más adelante Macron reiteró que el llamado viejo continente debe ayudar financieramente a Polonia a reducir el uso del carbón y sus emisiones de CO2.
En su alocución ante los estudiantes el presidente de Francia expresó que esta nación europea por sí sola nunca podrá hacer tal cambio, “solo puede lograrlo a través de Europa y con Europa”, argumentó.
El pasado mes de noviembre, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, consideró que la implementación de los acuerdos internacionales sobre el cambio climático debe ser consecuente con la principal fuente energética empleada aquí, el carbón.
No estamos de acuerdo con que nos discriminen sin considerar nuestro punto de partida, afirmó Morawiecki durante una sesión del Sejm (Cámara Baja del parlamento) y abogó por una «transformación climática segura y beneficiosa» para una nación que tras la Segunda Guerra Mundial utiliza el carbón para generar el 80 por ciento de su energía.
Polonia es uno de los tres países de la Unión Europea en rechazar la iniciativa de reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono, hecho que cuenta con el apoyo de los sindicatos mineros.
Por otra parte las protestas de la población debido a los efectos provocados por el empleo de esa fuente energética son cada vez más frecuentes, mientras el pasado mes de octubre el gobierno abrió una nueva mina ubicada en la ciudad de Jastrzebie Zdrój, al sur del país.
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