Esta es una provocación a todos los musulmanes y una violación de la santidad del sitio sagrado, advirtió Gamal Roshi, vocero del secretario general de la Liga árabe, Ahmed Abul Gheit.
La acción forma parte de la política extremista del gobierno de Benjamin Netanyahu y su agenda de colonización de los territorios ocupados, subrayó.
Mediante un comunicado de su cancillería, Egipto también criticó la visita de Ben Gvir, conocido por sus posiciones abiertamente racistas y antiárabes. Advertimos sobre las repercusiones negativas de esa decisión sobre la seguridad y la estabilidad en la franja de Gaza y Cisjordania, afirmó el texto.
La visita ocurrió dos días después de una conversación telefónica entre el presidente egipcio, Abdel Fattah El Sisi, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a quien el mandatario llamó a regresar a la mesa de negociaciones con los palestinos y evitar la violencia.
Por su parte, Emiratos Árabes Unidos “condenó fuertemente el asalto” a la Mezquita de Al Aqsa, mientras Arabia Saudita criticó “las prácticas provocativas” del funcionario.
Irán llamó a la visita una “violación de las regulaciones internacionales y un insulto a los valores y santidades de los musulmanes”.
También el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania, Sinan al-Majali, cuestionó la acción al señalar que es el presagio de una mayor escalada de violencia.
“El asalto a la bendita mezquita de Al-Aqsa por parte de un ministro del gobierno israelí (…) representa una violación flagrante e inaceptable”, advirtió el funcionario.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Noble Santuario, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
Para los primeros porque en su interior está la Mezquita de Al Aqsa, mientras para los segundos porque allí se construyeron sus dos templos bíblicos.
La explanada de las Mezquitas forma parte de la ciudad vieja, ubicada en la parte oriental de la metrópoli, ocupada por el ejército de Israel durante la guerra de 1967.
Ben Gvir visitó el lugar en numerosas ocasiones acompañado por colonos y miembros de la ultraderecha israelí, pero su recorrido de ayer fue el primero que hace como ministro al jurar la pasada semana como titular de Seguridad Nacional.
El político fue acusado más de 50 veces y condenado ocho por disturbios, vandalismo e incitación al racismo, y cuenta con una larga lista de acciones provocativas contra los palestinos.
Antes de convertirse en parlamentario, durante años mantuvo en la sala de su casa una foto de Baruch Goldstein, quien asesinó a 29 palestinos en la Cueva de los Patriarcas en 1994.
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