Para el vicepresidente del Consejo Ejecutivo de Hizbulah, Ali Dammoush, los libaneses no tienen otra opción para sacar al país del estado de estancamiento y entrar en la etapa de soluciones serias, excepto la convergencia y el entendimiento.
El representante de la Resistencia islámica respaldó el llamado desde el principio al consenso desde una posición de entusiasmo sobre la nación, su estabilidad y un futuro económico próspero a la luz de las problemáticas de vida de los ciudadanos.
Dammoush indicó que algunos políticos pierden el tiempo al apostar a la intervención extranjera para producir una salida a la crisis de la elección del nuevo jefe de Estado; y en ese sentido, rechazó la injerencia y las presiones estadounidenses.
El miembro de Hizbulah destacó que el entendimiento interno constituye la vía más rápida y corta para lograr la designación del próximo mandatario de la República, lejos del espejismo externo.
Ante este escenario, el Gran Mufti, Sheikh Hassan Sharifa, subrayó la necesidad de empezar a mover la rueda del Estado y el funcionamiento de las instituciones, tras el agravamiento de la crisis económica, financiera y social.
El jefe de la reunión de estudiosos de Tiro, Ali Yassin, puntualizó que la vacancia presidencial y gubernamental arrastra al país a un vacío poblacional, como consecuencia del alto porcentaje de inmigrantes entre los jóvenes.
Condenó la sumisión de las fuerzas políticas a los dictados de Estados Unidos y sus aliados de la región, al tiempo que insistió en la urgencia del diálogo para impulsar soluciones al colapso en su conjunto.
Por su parte, el líder religioso Sheikh Ahmad Qabalan aseguró que el boicot político constituye un fracaso, «porque el país está en un momento de derrumbe histórico y su rescate depende del entendimiento interno».
Reafirmó que los intereses de Líbano y su pueblo están por encima de cualquier objetivo de Estados Unidos y Occidente; en tanto, ratificó su apoyo al nombramiento de un presidente de la República patriótico y de unidad nacional.
Falta de consenso político e influencia externa obstaculizaron la elección del nuevo representante de la comunidad cristiana maronita en ocupar el puesto de jefe de Estado, luego de la celebración de 10 sesiones parlamentarias.
El 31 de octubre pasado, Michel Aoun concluyó su mandato de seis años al frente de la República y Líbano entró en un vacío presidencial, junto a la ausencia de un gobierno real por primera vez desde la adopción del Acuerdo de Taif en 1989.
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