«La inauguración del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, una fiesta democrática que contó con la presencia expresiva de más de 60 delegaciones internacionales de alto nivel, representó un reconocimiento a la solidez de las instituciones democráticas brasileñas», indica una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Señala que, «en el mismo sentido, desde ayer ha sido unánime y contundente el rechazo de países y organismos internacionales a los actos de terrorismo y vandalismo que han conmocionado a Brasil y al mundo».
El mensaje asegura que «el Estado brasileño y sus instituciones democráticas sabrán, una vez más, dar respuestas a la altura de la gravedad de los crímenes cometidos».
Precisa que el Gobierno brasileño y el Palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, «seguirán, con determinación, defendiendo y actuando de acuerdo con los preceptos de la Constitución de 1988, bajo la cual el país registra el más largo período de convivencia democrática en su historia republicana».
Numerosos países condenaron el asalto de simpatizantes del derrotado mandatario Jair Bolsonaro a poderes e instituciones democráticas.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó de escandaloso lo sucedido y su asesor de seguridad nacional. Jake Sullivan, afirmó que Washington «condena cualquier intento de socavar la democracia».
China «se opone firmemente al ataque violento» contra las sedes del poder en Brasil, declaró el vocero de la cancillería, Wang Wenbin.
Indicó que Beijing «apoya las medidas tomadas por el gobierno brasileño para calmar la situación, restaurar el orden social y preservar la estabilidad nacional».
Por su parte, Rusia condenó «de la manera más firme las acciones de los instigadores» de los disturbios, y apuntó que apoya «plenamente al presidente brasileño».
El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, admitió estar impactado y absolutamente convencido de que el gigante suramericano enfrentará esta situación con la responsabilidad adecuada y «el Estado de Derecho de Brasil seguirá adelante».
Asimismo, el presidente argentino, Alberto Fernández, expresó su solidaridad con el Gobierno de Lula «frente a este intento de golpe de Estado» y, como titular temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, llamó a la región a unirse contra «la reacción antidemocrática».
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