Según la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife) esta ave rapaz migratoria, muy habituada a los ecosistemas agrarios, de los que depende para sobrevivir, representa muy bien el valor ecológico de las grandes extensiones de cereales en las que habita, pues existen pocas rapaces que están tan ligadas a las actividades humanas.
El aguilucho cenizo fue elegido por mayoría de votos, seguido por el alimoche común y la ganga ibérica, tres especies que se encuentran amenazadas, por lo que su visibilización podría servir para concienciar a la población sobre la importancia de protegerlos.
De acuerdo con investigaciones realizadas, la población del aguilucho cenizo oscila entre unas cuatro mil 269 y cinco mil 360 parejas reproductoras, lo que supone un declive de entre el 23 y el 27 por ciento en 10 años.
La intensificación de la agricultura, los plaguicidas, las cosechas tempranas y el aumento de los cultivos leñosos, así como la eliminación de senderos y barbechos, afectan negativamente a esta especie.
A través de estas aves vamos a concienciar a los políticos, agricultores y a la ciudadanía en general de la importancia de conservar nuestros campos con vida, destacó Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife.
Para el aguilucho cenizo —añadió— es necesario encontrar soluciones conjuntas que eviten la destrucción de nidos durante la época de siega y aseguren el mantenimiento y apoyo a los sistemas de explotación agrícolas más respetuosos con la biodiversidad.
“El mensaje que nos lanza el aguilucho cenizo es que no basta con proteger, hace falta actuar para conservar. Y que conservar es una oportunidad para asegurar el futuro de las comunidades locales que viven en, de y por el campo”, concluyó la investigadora.
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