La Organización Mundial de la Salud, mediante su representante en México, Christian Morales, reconoció y elogió esa visión estratégica explicada en varias oportunidades por el subsecretario de Prevención de Salud, Hugo López-Gatell, quien defiende el criterio de aplanar la curva de contagio y evitar picos, aunque esta se prolongue en el tiempo.
El funcionario de la OMS dijo que ello podría implicar la posposición de ingresos de enfermos con padecimientos fuera de la epidemia hasta tres meses si no se pone en riesgo su salud o su curación, y eso es importante porque se liberan más camas y médicos para la atención a la Covid-19.
López-Gatell insiste que, aunque no es lo más deseable, sí es lo más favorable para bajar la letalidad alargar hasta septiembre u octubre la epidemia y poner al sistema de salud en condiciones de dar atención a todos los enfermos que requieran hospitalización.
Si la curva es alta con una acumulación masiva de casos como en Italia y otros países, incluso Estados Unidos, se corre el riesgo de que la atención hospitalaria colapse y una cantidad incalculable de pacientes no puedan ser recluidos con el consiguiente peligro de una más alta y rápida infección y mayor letalidad.
López-Gatell confía en que México, por haberse adelantado en la adopción de medidas y recibido infectados importados un mes después que Italia y Estados Unidos, pueda doblar la curva epidémica en 30 días o un poquito más, aunque su período se extienda.
No obstante, el martes 23 comenzó a aplicarse el Plan Jornada Sana Distancia que incluye el apoyo masivo de efectivos y equipos de las fuerzas armadas y la marina, habilitación de hospitales y centros de salud, configuración de campamentos y locales para aislamiento voluntario de pacientes de Covid-19, y grandes sumas para garantizar el financiamiento de una extraordinaria movilización nacional.
López-Gatel informó que al inicio se planteó para ese plan nacional disponer de 69 mil 733 camas entre hospitales y equipo médico en todo el país, pero luego se aumentó a 87 mil 331 incluidas las instalaciones sanitarias de los cuerpos armados, más otras 32 mil considerando en ellas hospitales de campaña y carpas.
Aunque con los cinco casos confirmados en los que no se pudo definir la cadena de transmisión y por tanto son comunitarios, México entró en la fase dos de la epidemia cuando ya el sistema sanitario estaba asumiendo una semana antes los patrones y protocolos de este segundo escenario en el cual deja de ser útil el modelo del primero, incluido el de las pruebas de confirmación.
Por lo tanto, México está en otra etapa de la contingencia lo cual ya se observa en una baja considerable de ciudadanos en las calles, aunque todavía no se llega a lo adecuado, en especial en los supermercados donde hay aglomeraciones de clientes sin protección visible que siguen haciendo compras de pánico.
Frente a algunas críticas más bien de carácter político, López-Gatell defiende la estrategia adoptada por el gobierno, primero de contención que permitió prolongar el tiempo para pasar a la actual fase dos, y el momento o la oportunidad -como se le llama técnicamente- para aplicar las medidas correspondientes a esta última, fundamentalmente la de aislamiento que caen dentro del concepto de mitigación.
No se trató de un capricho, explica el subsecretario, sino que es el resultado de los estudios reales de los países infectados, sus curvas epidémicas y los momentos en que decidieron aplicar sus respectivas medidas.
Se valoró el factor temporal el cual fue comparado con el de México, para finalmente determinar que el momento oportuno para declarar la fase dos fue el 23 de marzo.
Hay una renovada convicción de que puede lograrse que la transmisión puede ser lenta y cuando se pase a la tercera fase no se colapse el sistema de atención hospitalaria y puedan salvarse una mayor cantidad de enfermos.
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