El buró local de reliquias culturales explicó que un equipo de arqueólogos recuperó las figuras junto un número importante de armas, caballos, carrozas y herramientas de trabajo en el pozo Uno del mausoleo.
Los expertos lograron sacar a la luz un área de 430 metros cuadrados y anteriormente hallaron algunas ruinas de construcciones, así como cajas para almacenar armas, escudos de colores, espadas de bronce y arcos.
El Uno es el más grande de los tres pozos que rodean la tumba del primer emperador de la nación china, ubicada en la provincia de Shaanxi.
La excavación amplió el estudio sobre el sistema y el equipo militar de la dinastía Qin (221-206 a.n.e.), y también proporcionó nuevas ideas para investigar el estilo artístico, las características y las técnicas de elaboración de las figuras en ese periodo.
A juicio de los arqueólogos, en el pozo puede haber más de seis mil soldados y caballos de arcilla.
Los Guerreros de Terracota fueron descubiertos por azar en 1974, durante los trabajos de rehabilitación hidráulica en Xi’an.
Desde entonces se mantienen las excavaciones para sacar a la luz a las estatuas de hasta 1,80 metros de alto, sepultadas en el año 210 de nuestra era a unos 33 kilómetros del sepulcro del Emperador.
El complejo funerario está ubicado en el monte Li, abarca 2,1 kilómetros cuadrados y su construcción se extendió durante 38 años.
Fue declarado en 1987 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El primer foso contiene más de siete mil 500 guerreros con rasgos, peinados, edades y etnias diferentes.
Guías del complejo precisaron a Prensa Latina que originalmente los soldados tenían colores en sus atuendos, aparte de ellos también se hallaron estatuas de bailarinas y todos fueron ensamblados pieza por pieza para garantizar que permanecieran en pie.
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