La decisión fue anunciada al término de una reunión la víspera de la cúpula del M23 con el mediador designado por la Comunidad de África Oriental, el expresidente keniano Uhuru Kenyatta, en la ciudad portuaria de Mombasa.
En contrapartida, organizaciones de la sociedad civil de la RDC demandaron que la Fuerza Regional de la Comunidad de África Oriental actúe contra “cualesquiera grupos que combatan al Ejército Nacional congolés.
La reunión de Kenyatta con la cúpula del M23 en la ciudad keniana respondió a una propuesta de los insurgentes para presentar sus quejas y fue seguida de un comunicado en el cual afirman que la retirada de las áreas que ocupan es “una muestra de buena voluntad”.
Reportes de fuentes oficiales dieron cuenta de la salida de los rebeldes de la ciudad de Kibumba y de la base de Rumangabo, pero las autoridades congolesas lo consideraron insuficiente y acusaron al M23 de “engañar a la comunidad internacional”.
El reinicio de los combates entre el Ejército de la RDC y el M23 provocó una crisis diplomática por acusaciones de Kinshasa de que el gobierno de Ruanda apoya a los insurgentes, uno de cuyos comandantes, Bosco Ntaganda, está acusado de crímenes de guerra.
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