Sri Lanka busca un préstamo de dos mil 900 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) e intenta obtener garantías financieras de sus principales acreedores, a saber China, Japón e India, un requisito indispensable para obtener el paquete de rescate.
Con los avances producidos en las últimas 12 horas, Sri Lanka confía en obtener la aprobación del FMI en el primer trimestre del año, declaró Shehan Semasinghe, ministro de Finanzas de Sri Lanka, al portal Ada Derana.
Colombo aún necesita garantías similares de China, Japón y los miembros del llamado Club de París antes de que la junta del FMI pueda aprobar el préstamo.
Wickremesinghe anunció la semana pasada sin dar más detalles que se concluyeron las conversaciones de reestructuración de la deuda con Japón.
Una delegación de China visita Sri Lanka hasta mañana y se espera la llegada del ministro indio de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, el 19 de enero, antes de que Sri Lanka celebre el 4 de febrero el aniversario 75 de su independencia del dominio colonial británico.
Las negociaciones sobre la deuda apenas progresaron desde que Sri Lanka entró en mora en mayo y durante 2022 el país se sumió aún más en la recesión, pues el endurecimiento de la política monetaria y la inflación desorbitada agravaron sus problemas de endeudamiento.
El gobierno hizo algunos progresos para restablecer la economía, con una mayor disponibilidad de bienes básicos como alimentos y combustible, pero la isla del océano Índico está aún muy lejos de la recuperación y depende de los fondos reasignados de los prestamistas multilaterales y de la ayuda de naciones amigas para su alivio.
Sri Lanka lucha luchó el pasado año contra una grave escasez de artículos esenciales, medicinas, combustibles y reservas de divisas en medio de una aguda crisis de la balanza de pagos, en la peor situación económica de su historia.
La población de esta nación insular de 22 millones de habitantes protestó varias semanas por los prolongados cortes de electricidad y la carencia de gas, alimentos y otros productos básicos.
Una crítica falta de divisas mantuvo a la nación surasiática en apuros para enfrentar el servicio de su abultada deuda externa de 51 mil millones de dólares, después que la pandemia de Covid-19 torpedeó los ingresos del turismo y las remesas provenientes del exterior.
La crisis política y económica originó un amplio movimiento popular de protesta que hizo colapsar al gobierno del presidente Gotabaya Rajapaksa y su hermano primer ministro Mahinda Rajapaksa.
ro/abm