Durante su por lo visto habitual paseo de fin semana, rodeado de guardaespaldas con tapabocas, el mandatario ultraderechista saludó a seguidores bajo gritos de mito, cargó en hombros a dos niños y cabalgó en un caballo de la policía montada.
En manifestaciones anteriores, Bolsonaro apoyó protestas antidemocráticas que pedían el cierre de los poderes Legislativo y Judicial, y el regreso de la dictadura (1964-1985).
Tales hechos son motivo de investigación por parte de la Fiscalía General por violar la Constitución.
Según organizaciones políticas y movimientos sociales, las salidas públicas de Bolsonaro en tiempos de pandemia, en evidente búsqueda de aglomeración de personas y con la conciencia del daño potencial de sus actos, constituyen crímenes y una amenaza para las personas.
Insisten en que, como jefe de Gobierno, el presidente utiliza su posición y poder para tratar de imponer lo que él entiende que es correcto, «incluso si está absolutamente desprovisto de pruebas y evidencia científica».
Medios periodísticos aseguran por otra parte que partidarios y detractores del exmilitar se enfrentaron este domingo en Sao Paulo, en medio de violentos disturbios que causaron varios heridos, entre ellos un fotógrafo de la agencia noticiosa española Efe.
Los sucesos ocurrieron en la Avenida Paulista, donde fueron convocados actos por parte del llamado bolsonarismo y también por opositores al presidente, que se manifestaron contra el autoritarismo y en defensa de la democracia.
Brasil registró la víspera récord de 33 mil 274 nuevos casos del virus SARS-CoV-2 y elevó el total a 498 mil 440 contagios, según el último reporte del Ministerio de Salud.
La cartera informó además que se incrementó a 28 mil 834 la cifra de muertes por la enfermedad al sumar 956 en las últimas 24 horas.
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