Señalan al respecto que en Chile, luego de casi cuatro meses de aislamiento físico y cuarentenas, con el plan de desconfinamiento “Paso a paso” anunciado recientemente por el gobierno pudieran presentarse problemas de esa índole como ocurrió en otras naciones.
Según Sergio González, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad de Santiago, podría desencadenarse el llamado Síndrome de la cabaña, que genera un apego a la privacidad durante la cuarentena y la sensación de pérdida de protección.
Explicó que esto se apreció en España e Italia, donde las personas, tras mucho tiempo de confinamiento y aislamiento físico, presentaban la sensación de pérdida cuando volvían al espacio público, donde encontraban amenazas y riesgo de infectarse y se exacerba su sentido de autoprotección.
El también antropólogo y especialista en psicología social enfatizó en que el desconfinamiento se implemente de manera muy gradual, para lograr un buen proceso de adaptación y que las personas se sientan seguras al retomar las actividades, y llamó a priorizar las atenciones de salud mental tras el coronavirus.
Chile –dijo- presenta una alta prevalencia en temas de depresión, los cuales afectarían en diferentes rangos de edad a más del 60 por ciento de la población, y cuando se recupere el espacio público, las atenciones de salud mental se incrementarán aún más en los servicios tanto de atención directa como la salud primaria y secundaria.
Por su parte, la psicoterapeuta María José Rodríguez, académica de la misma universidad, llamó a atender síntomas de ansiedad que podrían generarse como consecuencia de la situación crítica que enfrenta actualmente el país.
“Podríamos observar miedo y gran ansiedad frente a un posible contagio, manifestación de sintomatología asociada a estrés postraumático, estrés agudo y, también, desórdenes adaptativos frente al cambio que estamos viviendo”, indicó.
Rodríguez coincidió con su colega en que atender las nuevas demandas de atención de salud mental es parte del proceso de recuperación psicosocial que debiera ser prioridad.
“Podría aumentar considerable la atención psicológica debido a estos cuadros, y también se deben priorizar situaciones asociadas al aumento de la violencia intrafamiliar durante la pandemia, y los cuadros depresivos que se hayan gestado en el confinamiento”, puntualizó.
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