Ese fue el mensaje de sus integrantes durante la conmemoración de los 43 años de la quema de la embajada de España en Guatemala, donde murieron 37 personas.
El homenaje a los mártires caídos, en su mayoría de origen maya quiché, inició con una ceremonia frente a la antigua sede diplomática, donde entre mantas, flores y consignas se recordó a quienes acudieron a la Ciudad de Guatemala en 1980.
Ellos tenían el propósito de exigir a las autoridades el cese de la represión en el interior del país y terminaron quemados vivos, tras la ocupación del edificio por las fuerzas gubernamentales.
Este hecho ocurrió en el período de gobierno de Fernando Romero Lucas García, quien aplicó la política de «La Tierra Arrasada» durante el conflicto armado interno.
La masacre de la embajada de España vino a significar un parteaguas en la historia moderna de Guatemala, que evidenció la voluntad de imponer a sangre y fuego una política contrainsurgente que incluyó a la población civil como objetivo militar y provocó el asesinato indiscriminado de más de 200 mil personas”, recordó el CUC.
A 43 años de este hecho, advirtieron sus integrantes, nuevamente se persigue, hostiga, criminaliza, ataca y asesina a dirigentes estudiantiles, líderes indígenas y campesinos y a quienes luchan por defender el territorio y los derechos colectivos.
También después de tanta lucha por hacer justicia, dijeron, hay responsables de la masacre que siguen impunes.
Las actividades del CUC dieron inicio con un homenaje a Gregorio Yuja Xoná en la Universidad de San Carlos de Guatemala y concluyen con un Foro público, exposición fotográfica de los hechos y concierto en el Museo de la tricentenaria casa de estudios.
Allí se presentará el documental «Porque el color de la sangre jamás se olvida, Mártires de la Embajada de España», el cual recoge la represión de los años 80 y como centro la quema de esa instalación.
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