Por Germán Ferrás Álvarez
Corresponsal jefe en Moscú
El conocido Lunajod-dos dejó su huella en el suelo lunar hace exactamente cinco décadas, el 15 de enero de 1973, casi cuatro años después de que el primer humano pisara la superficie del satélite, y tres después de que lo hiciera el Lunajod-uno.
Este ingenio espacial, transportado por la nave Luna 21 alunizó en el cráter Le Monnier en el llamado mar de la Serenidad a poco menos de 200 kilómetros del sitio que lo hiciera la
Apolo 11 estadounidense el 20 de julio de 1969.
El 16 de enero el Lunajod-dos desplegó una rampa doble que le permitió estar en contacto con la superficie lunar.
Desde ese momento el vehículo, remodelado y mejorado en relación con su predecesor, y con un peso de 838 kilogramos exploró una amplia zona del cráter, y en un tiempo de cuatro meses “caminó” unos 42 kilómetros por el satélite natural de la Tierra.
Los científicos de la entonces Unión Soviética lo utilizaron para realizar numerosas pruebas como medir las radiaciones y enviar a la Tierra más de 80 mil imágenes de televisión, así como 86 vistas panorámicas.
Según el científico Alexander Kemurjian, de ascendencia armenia, y principal investigador del proyecto, los principales objetivos que se trazaron, eran, además del sistema de teleguiado, las observaciones de las radiaciones X del Sol y de otras estrellas.
También obtener datos del campo magnético lunar, medir la luz zodiacal durante los períodos del día lunar, las emisiones interplanetarias y galácticas durante las noches lunares y el estudio de los componentes de la superficie, tareas que para ese entonces no podían realizar los cosmonautas.
UN POCO DE HISTORIA
El antecedente del Lunajod-dos fue el Lunajod-uno, el primer aparato automático que se controló a distancia desde la Tierra, lanzado por los científicos soviéticos en noviembre de 1970.
Desde el 17 de noviembre de 1970 hasta y el 14 de septiembre de 1971, el aparato recorrió más de 10 kilómetros por el llamado Mare Imbrium de la Luna, y permaneció operativo por 301 días.
Su última señal se recibió el 14 de septiembre de 1971, y solo en marzo del 2010 fue fotografiado por el satélite lunar LRO que permitió conocer su ubicación exacta en la superficie lunar.
Lunajod-uno fue el primero de un proyecto, que incluyó tres vehículos, el último de los cuales no llegó a lanzarse.
En esencia los Lunajod eran vehículos únicos diseñados para poder moverse en la superficie irregular y desconocida de la Luna, poseían ocho ruedas motrices independientes, y su núcleo era un compartimiento en forma de bañera o caja cilíndrica coronado por una tapa convexa, en tanto su longitud era de 2,3 metros.
Y aunque, cada uno de ellos era más avanzado y desarrollado que su predecesor, en principio, eran casi iguales desde el punto de vista exterior.
Durante el día lunar mantenía su tapa abierta para alimentarse con energía solar, y por las noches la cerraba y se alimentaba de una unidad a base de radio isótopo Polonia-210, que mantenía sus componentes a una temperatura operativa.
El primer prototipo fue diseñado para operar durante tres días lunares (unos tres meses en la Tierra), aunque estuvo funcionando por 11 días lunares.
EL FIN DE UN SUEÑO
Desde el mismo momento que el Lunajod-dos llegó a la superficie lunar, demostró tener una mayor posibilidad de operación que su predecesor, y se trasladó a una velocidad de 340 metros por hora, contra los 140 m del Lunajod-uno.
Tanto la velocidad de desplazamiento como la distancia recorrida se mantuvieron como récord de movimiento en superficie extraterrestre hasta que en el año 2015 fue superado por el estadounidense «Opportunity» en Marte.
El 9 de mayo de 1973, el Lunajod-dos cayó en un cráter y no pudo salir de allí, trató de retroceder, pero golpeo contra un farallón, lo que provocó que cayera polvo sobre el panel solar, y se apagara el dispositivo de enfriamiento, la temperatura aumentó y el equipo colapsó.
Con esto terminó la historia de esos ingenios soviéticos.
Sin embargo, en esos momentos los competidores estadounidenses perdieron el interés en el satélite y se enfocaron en el planeta Marte y lo mismo hicieron los científicos de la URSS.
Kemurjian pasó a dirigir entonces el proyecto de un vehículo espacial para caminar por Marte basado en las experiencias de los lunajods, pero con el colapso de la Unión Soviética, todos esos proyectos entraron en crisis, y se abandonaron. Pocos conocen que la sonda estadounidense que trabajó en la superficie del llamado planeta rojo, se creó en base a los desarrollos del equipo dirigido por el científico de origen armenio, pues la NASA norteamericana compró la patente de las investigaciones, e incluso lo invitó a trabajar para ellos, pero este se negó.
Así se puso fin a un sueño que se convirtió en realidad y que significó un paso de avance gigantesco en la exploración y conocimiento del cosmos, y hoy los amantes de la ciencia y la técnica pueden apreciar al Lunajod-tres (el que nunca fue a la Luna) en el museo de la cosmonáutica de la capital rusa.
En tanto, el Lunajod uno y el dos se encuentran en la superficie lunar como muestras de lo que el talento y el ingenio del ser humano pueden hacer.
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